Mary Corinna Putnam Jacobi fue una médica, escritora y sufragista que luchó toda su vida contra la discriminación sexista a través de la defensa de las evidencias científicas.
Su trabajo se centró en la integración de los estudios clínicos y de laboratorio en la medicina para así poder desterrar las ocurrencias y dogmas tradicionales. En este sentido, sobre todo se centró en lo relativo a la salud y la educación de las mujeres. En 1872 fundó la Asociación Médica de las Mujeres de la Ciudad de Nueva York e hizo campaña durante años para que las escuelas médicas de más prestigio, como la Johns Hopkins, admitieran alumnado femenino.
Escribió más de cien artículos médicos, principalmente relacionados con la salud femenina y además potenció que se publicaran y reconocieran trabajos de otras compañeras médicas, siempre desde su firme defensa de que las mujeres debían participar en pie de igualdad con los hombres en todas las especialidades médicas.
Así, su afán porque la voz de las mujeres fuera escuchada la llevó a convertirse en un referente del movimiento sufragista y escribió el libro: “Common Sense Applied to Women’s Suffrage” (El sentido común aplicado al sufragio de las mujeres).
Sus aportes a la salud de las mujeres desde la ciencia llegaron a tal punto que, cuando se le diagnosticó un tumor cerebral, registró sus propios síntomas y escribió un artículo documentándolos que tituló “Descriptions of the Early Symptoms of the Meningeal Tumor Compressing the Cerebellum” (Descripción de los síntomas tempranos de un tumor meningeal comprimiendo el cerebelo).
Una anécdota muy conocida y que refleja cómo vivió fue su respuesta al profesor Edward Clarke, quien en aquel momento, acababa de publicar su libro titulado: “Sex in Education; or, A Fair Chance For Girls” (El sexo en la educación, o una oportunidad justa para las chicas). A pesar de que el título puede sugerir cierto carácter esperanzador, el libro pretendía desalentar a las chicas de acceder a la formación universitaria ya que, según su autor, una mujer no podía menstruar y pensar al mismo tiempo. Este hombre era un “experto” muy reconocido y había pocas personas que se atrevieran a debatir con él. Pero, ante semejantes afirmaciones, Putnam decidió dinamitar tales especulaciones desde la ciencia, los datos y la investigación. Por ello publicó un ensayo de 232 páginas con los resultados de una encuesta en la que cubría el dolor menstrual de la mujer, la duración del ciclo, el ejercicio diario y la educación. Así, evidenció con cifras, gráficos y análisis, que, según sus propias palabras, “No hay nada en la naturaleza de la menstruación que implique la necesidad, o incluso la conveniencia, del descanso”, como sugería la hipótesis de Clarke, que afirmaba que las mujeres enfermaban porque estudiaban demasiado duro durante la regla. Por este trabajo recibió el Premio Boylston de la Universidad de Harvard, el mismo centro en el que trabajaba Clarke.
Mary Corinna Putnam Jacobi fue una mujer que, literalmente, luchó hasta los últimos días de su vida para que las mujeres tuvieran mejor salud, pudieran participar de las evidencias científicas y para que su voz fuera escuchada. Ella misma fue la mejor referente de todas sus causas, y debatió con ciencia y solidaridad con todos esos expertos a los que nadie más se había atrevido a cuestionar, mejorando así la vida de tantas mujeres y transformando la historia.
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