
Amor, engaño, amistad, traición, magia… y la lucha del bien y el mal como trasfondo de uno de los ballets clásicos más conocidos del mundo: El Lago de los Cisnes.
En abril de 1876 ya estaba finalizada la composición musical que acompañaría los pasos del ballet, incluido el famoso pas de quatre, admirado por la sintonía y belleza en su conjunto, que supera las individualidades. Diferentes revistas han publicado extensas contribuciones y reflexiones sobre El Lago de los Cisnes y, aunque los análisis científicos no son frecuentes o se centran más en la figura del compositor, Tchaikovsky, se pueden encontrar algunas aportaciones en revistas como Ballet Review, Tanz o Dancing Times, todas incluidas en Scimago Journal Rank y Web of Science.
Las figuras femeninas son fundamentales en el desarrollo de los cuatro actos: Odette (cisne blanco) y Odile (cisne negro). Al mismo tiempo, las figuras masculinas también toman relevancia: Siegfried (príncipe) y Rothbart (brujo). Más allá del interesante análisis femenino/masculino sobre esos diferentes roles y posiciones, la obra pone de manifiesto que, en la defensa del amor, se encuentran tanto mujeres como hombres.
En abril de 2020 se cumplen 144 años de la finalización de la composición musical de El Lago de los Cisnes, un ballet que sigue mostrando la relevancia de reflexionar y avanzar hacia unas relaciones más libres, que se desprenden del mal para construir un futuro mejor.
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