Empiezan a salir a la luz análisis centrados en la gestión de la crisis de la COVID-19 que muestran las respuestas que están resultando más positivas y eficaces ante lo que viene siendo una crisis mundial sin precedentes. Uno de ellos es el publicado por la Revista Forbes que, centrado en la gestión política de los diferentes líderes nacionales, enfatiza que siete países considerados con una mejor gestión de pandemia están liderados por mujeres, de los diez que a día de hoy están siendo gobernados por mujeres.
Los rasgos en común que destacan los medios de esta gestión brillante son su rápida respuesta, su capacidad de hacer test y aislar a las personas infectadas, una gestión que se alaba por su impacto, un bajo número de personas fallecidas, en comparación con el resto de países.
La canciller alemana Angela Merkel ha conseguido que Alemania cuente con una de las tasas más bajas de mortalidad. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, reaccionó con prontitud cerrando fronteras y ha conseguido que esta semana se reabran guarderías y escuelas, de manera controlada y prudente. La finlandesa Sanna Marin, la primera ministra más joven del mundo, ha utilizado las redes sociales, a través de agentes claves como los y las influencers, para difundir información necesaria para lidiar con la pandemia en un país que lleva décadas preparándose para una crisis de esta magnitud. En Islandia, la primera ministra Katrín Jakobsdóttir puso a disposición de su ciudadanía el test de detección gratuito, lo cual ha convertido al país en un caso de estudio clave a la hora de determinar las verdaderas tasas de propagación y mortalidad de COVID-19, y estableció un sistema para localizar y aislar a las personas contagiadas evitando cerrar escuelas. La primera ministra Erna Solberg hizo que Noruega fuera uno de los primeros países europeos en reaccionar, el 26 de febrero. También se destaca su innovadora conferencia de prensa dirigida a responder las preguntas de los niños y las niñas con el fin de transmitir tranquilidad. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, implementó una respuesta que se tacha de magistral al proponer eliminar la curva tomando medidas tempranas. Y la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, quien, nada más detectadas las primeras señales a nivel internacional, introdujo 124 medidas para frenar su avance sin necesidad de recurrir al confinamiento de su población. El país cuenta solo seis personas fallecidas hasta el momento.
Son estrategias que han primado proteger a su toda su ciudadanía, en especial a las personas más vulnerables, como la infancia. Han elegido aquellas actuaciones que garantizaban un mayor nivel de bienestar en la población con un menor impacto en sus vidas.
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