Defender a las víctimas de violencia de género en la universidad puede implicar difamaciones, ataques y también vetos. Como se ha comentado en anteriores Omertás, hay personas que han sido apartadas de puestos importantes, han sufrido repercusiones en los tribunales de plaza y hasta han sido vetadas de ser parte de tribunales de cátedras o titularidades. 

Cuando eres víctima de violencia de género en la universidad, una de las cosas que siempre se te dice, si quieres hacer carrera académica, es tener cuidado con quiénes puede que llegues a tener en los tribunales de plazas. Y es que hay una relación entre los dos hechos, de la misma manera que la hay con el profesorado que apoya a las víctimas y su presencia, o falta de la misma, en ciertos tribunales de plazas. Hay catedráticos que nunca han presidido en una universidad un tribunal de cátedra o de titularidad, incluso teniendo mucho más currículum en su área que otros que sí lo han hecho. 

Cuando el perfil de estas personas está relacionado con su apoyo activo hacia las víctimas que han roto el silencio en la universidad, no es casualidad que se produzca su veto y que las relaciones de poder que tantos y tantos años han mantenido el silencio sobre los casos de acoso en la universidad, quieran seguir presentes, tratando de disminuir así esa solidaridad que tanto necesitan las víctimas.  

En cambio, las personas que en ocasiones estuvieron del lado de los acosadores tratan de ponerse del lado ganador a medida que la lucha se ha ido ganando por todas estas movilizaciones llevadas desde las víctimas y sus apoyos. Esta tendencia ha ido coincidiendo con un incremento de recursos en relación con la lucha contra el acoso. Más actividades, congresos, proyectos de investigación se empiezan a financiar con fondos públicos. Cuando quienes se presentan como “expertas” en violencia de género tratan de ningunear a las que siempre han luchado, luchan y lucharán priorizando a las víctimas y apoyándolas activamente, no solo perjudican a la lucha y desaniman a las supervivientes, sino que se van desprestigiando drásticamente a sí mismas por una trayectoria tan poco ética.    

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