
Un claro auge del juego de ajedrez está teniendo lugar, contra todo pronóstico, en un país que funciona principalmente por y para los hombres. De acuerdo con la información de Thomson Reuters, la joven Dinara Saduakassova, de 23 años, es una de las jóvenes prodigios que están destacando recientemente por ganar torneos internacionales de ajedrez.
Además de ser referentes para las más jóvenes alentándolas a practicar este deporte, las jóvenes ajedrecistas se están convirtiendo en motor de transformación de su comunidad. La misma Saduakassova ha abierto diversas escuelas de ajedrez que enseña a niños y niñas de todo el país a jugar al ajedrez. Esta acción se ve reconocida al ser embajadora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Esta iniciativa ha sido posible gracias a préstamos del estado y, de acuerdo con los principios de igualdad e inclusión, las clases impartidas son gratuitas para aquellos niños y niñas cuyas familias no disponen de recursos suficientes o para aquellos niños y niñas con diversidad funcional. Indudablemente, estas jóvenes kazajas contribuyen a romper estereotipos de género a la par que disfrutan de un deporte en el que se retan con los hombres desde un plano intelectual donde no tiene cabida la discriminación.
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