Plácido Domingo ha asumido las acusaciones por acoso sexual después de que se hayan evidenciado mediante una investigación encargada por el sindicato de músicos de ópera de Estados Unidos (AGMA).
En un primer momento, cuando se hicieron públicas las acusaciones de acoso sexual del tenor, aunque no las negó, trató de exculparse aludiendo a malentendidos e interpretaciones. Después, tanto él como sus seguidores y seguidoras, calificaron las denuncias de “ataques inmorales” y pretendían descalificar a las mujeres que se atrevieron a alzar la voz.
Tras un proceso que ha durado meses, los hechos han sido reconocidos por el propio perpetrador y han sido evidenciados por la investigación. En las declaraciones de Domingo, publicadas por la la agencia AP, asume la responsabilidad y pide perdón a las víctimas .
Ahora queda por saber si también pedirán disculpas todas las personas que le apoyaron ciegamente y cometieron acoso de segundo orden hacia quienes se atrevieron a denunciar y hacia las personas que se solidarizaron con ellas. Aunque desde el principio hubo varias víctimas que hablaron de cómo el tenor las había acosado y, además, decenas de trabajadores que corroboraron los hechos, muchas personalidades desde las redes mostraron su apoyo al cantante, entre ellas cargos políticos e importantes responsables de instituciones relacionadas con la industria de la ópera.
Imposible pensar que el ídolo sea un agresor. Cuando el referente es el que abusa, parece que su supuesta aportación a la sociedad es un salvoconducto para recibir apoyo incondicional independientemente de sus agresiones, incluso cuando ellos mismos las han reconocido. Algunos ejemplos conocidos de esta dinámica son Roman Polanski, Harvey Wenstein o Cristiano Ronaldo.
Es imprescindible dejar de mirar hacia arriba ensalzando a líderes que están utilizando el poder que se les otorga con tanta abnegación para continuar manteniendo sus abusos. Es en la solidaridad, como se ha demostrado tanto en el caso de Plácido Domingo como en el de Harvey Wenstein, que las personas verdaderamente referentes y transformadoras son quienes apoyan y luchan en igualdad.
