Este mes de febrero se ha publicado en acceso abierto el informe sobre el acoso sexual que existe en el ámbito de la arqueología. Tal y como indican las 7 autoras, dicho estudio se realizó a través de una encuesta online, motivada por situaciones compartidas que habían vivido en su campo laboral vinculado a la arqueología. El principal objetivo ha sido hacer una llamada de atención y romper el silencio respecto a las situaciones que se están viviendo para encontrar soluciones y prevenir posibles casos en el futuro. Y, también, destacar algunas de las situaciones concretas que se viven en el campo de la arqueología vinculadas a trabajos como las excavaciones, entre otros.
Entre las investigaciones citadas como punto de partida para la elaboración de su encuesta sobre el acoso sexual en espacios académicos, se encuentran la realizada por Puigvert y otras (2017) y Navarro, Ferrer-Pérez y Bosch (2016).
En la encuesta elaborada por las autoras, han participado 358 personas (227 mujeres y 87 hombres), de las que 326 eran españolas y 32 de países latinoamericanos y 5 fueron descartados. Entre las comunidades autónomas donde se mostraron más casos de acoso sobresalen Catalunya, Madrid y Andalucía. Uno de los datos a destacar es que en el 89,1% de los casos no hubo ninguna consecuencia para la persona acosadora. También se señala el hecho que, en la mayoría de los casos, se ha utilizado la posición en la jerarquía (en este caso en la academia) para cometer el abuso.
Los resultados de esta encuesta, tal y como se puede ver en el informe (pág. 6) se fueron difundiendo a través de carteles en facultades como la de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, aprovechando acontecimientos como congresos en el ámbito de la arqueología. Se mostraron tanto datos estadísticos como citas de las personas entrevistadas con el objetivo de visibilizar una realidad silenciada y con muchas dificultades de hacerla pública por las represalias que se viven en todos los ámbitos, especialmente en el académico, tal y como muestra la serie Omertá de este mismo diario.
De hecho, como podemos ver en las reacciones de las personas encuestadas ante el acoso, un 19% de ellas decidieron abandonar (sea la asignatura, excavación, etc.) donde se produjo el acoso, el 21% decidió abandonar la rutina de manera que pueda evitar a su agresor y, entre otros efectos, la frustración, la inseguridad, etc.
Estos datos y relatos que se pueden leer en el informe de las personas que han vivido el acoso continuan mostrándonos que es necesario seguir rompiendo el silencio en el ámbito académico con el fin de conseguir medidas efectivas que hagan de la universidad un lugar seguro para todos y todas, tal y como están haciendo universidades de prestigio como Standford.
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