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La Diputación Foral de Bizkaia lanzó una campaña contra la violencia machista con el lema “Queremos tíos buenos”,  Para conocer con  mayor detalle la campaña, se ha entrevistado a la directora de la misma, Teresa Laespada. Diputada foral de empleo, inclusión social e igualdad. Diputación Foral de Bizkaia.

¿Cuáles son los datos de la violencia hacia las mujeres en Bizkaia?

Teresa nos remite a los informes que la propia Diputación Foral de Bizkaia elabora sobre estos temas (https://bit.ly/2My4cX3). Entre estos datos Teresa nos señala los siguientes:

  • 47 asesinatos y tentativas desde 2005.
  • 932 victimizaciones en 2018 (sufridas por 2.310 mujeres), la cifra más alta de la serie (en 2003 fueron 1.670). Por victimizaciones se entienden “todas las ocasiones en que las personas han sido objeto de un ilícito penal, y como tales han quedado registradas por la Ertzaintza (Policía Vasca) a través de una denuncia ciudadana o diligencias policiales abiertas a iniciativa propia”.
    • 75%, violencia pareja/ex pareja.
    • 19% violencia intrafamiliar.
    • 6% delitos contra la libertad sexual.
  • Una media de 180 personas atendidas en el Servicio Foral de Acogida de urgencia en los últimos años. En 2018 la cifra subió: 105 mujeres con sus 103 hijas e hijos.
  • Una media de 145 personas atendidas en los Centros Forales de Acogida de media y larga estancia. En 2018, la cifra subió: 104 mujeres con sus 50 hijas e hijos.
  • Asesoramiento Jurídico Foral: una media de 480 atenciones en los últimos años.
  • Atención psicológica foral: una media de 1.600 atenciones en los últimos años. Más de 1.300 fueron mujeres y niñas víctimas en 2018.
  • 248 denuncias por violencia machista en 2018.
  • 311 órdenes de protección en 2018.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “tíos buenos”?

La Igualdad NO es asunto sólo de mujeres. La Igualdad debe implicar al conjunto de la sociedad porque hablamos de principios rectores éticos, sociedades donde las personas disponen de igualdad de oportunidades, de tratamiento y de resultados.

Llevamos muchos años luchando las mujeres en solitario por nuestra igualdad y los hombres han estado observándonos desde la barrera, a veces en tono jocoso, a veces con bromas de mal gusto, viendo cómo las mujeres nos hemos formado, hemos salido al mundo laboral, hemos conciliado la vida laboral y familiar con escasa implicación masculina en la tarea de los cuidados, o con escasa implicación en aceptar que nuestros salarios deben ser iguales a los de los hombres: a igual trabajo, igual salario.

Y lo que es más grave, la cara más amarga de la desigualdad, cuando los hombres se consideran “propietarios” de las mujeres y se aceptan conductas de dominación, de control de los hombres sobre las mujeres. Cuando las mujeres se sublevan son objeto de todo tipo de violencias y eso es lo que debemos combatir.

La sociedad del s. XXI, con mujeres formadas, en igualdad de condiciones, precisa de hombres buenos que acompañen a las mujeres. Hombres que entiendan que ser buenos es ser buenos compañeros, respetar a las mujeres, situarse en condiciones de igualdad, ser capaces de dar un paso atrás para que las mujeres ocupen el espacio que les corresponde. Ni más, ni menos.

Es hora de que aparezcan y den un paso al frente los hombres buenos. Hombres que respetan, que valoran y apoyan, que comparten y reconocen. Y, por supuesto, hombres que no controlan, que no humillan, no insultan, no agreden ni matan.

¿Es relevante utilizar la propuesta del deseo antes que la de la ética?

Me sorprende la pregunta y creo que resulta una disquisición académica-filosófica alejada de la realidad sociológica. No sé muy bien por qué se habla en la pregunta del “deseo” antes de la “ética”.

Es un juego de palabras. Y el mensaje es ético en todo momento. El deseo de querer una sociedad buena, el deseo de aspirar a una sociedad de valores es ético siempre.

Sí, porque matar está mal SIEMPRE, porque maltratar, humillar, desvalorizar, está mal siempre y hay un mensaje profundamente ético en ello. Claro que sí.

La campaña contra la violencia machista utiliza códigos del lenguaje común porque trata de tener una repercusión lo más amplia posible entre la población, especialmente la masculina, especialmente juvenil. La primera frase, el eslogan, llama la atención convirtiéndose en la puerta de entrada a un mensaje que, si algo tiene, es que es profundamente ético. Y, una vez que llega la comprensión ética del mensaje, se entiende igualmente que la frase inicial se refería también a la ética y no al deseo.

¿Por qué incluir en la misma categoría a los héroes románticos a y los depredadores sexuales?

Porque son las dos caras de una misma moneda: la desigualdad. El héroe romántico, que debe proteger y ser fuerte para proteger a las mujeres, es la visión que más daño hace en este momento a las relaciones afectivo-sexuales porque cuando el “héroe romántico” intuye que su “amada” puede no seguir sus directrices o no le corresponde con la fuerza que él espera, utiliza todas las herramientas a su alcance para que ella siga siendo incondicional a su amor. En ello se incluye el chantaje, la búsqueda de la sumisión de la mujer, el uso de la violencia, incompatible con el amor libre, igual y equilibrado necesario entre las parejas.

Estudios de la Fundación Reina Sofía muestran que los jóvenes y las jóvenes siguen creyendo que los celos son una expresión de amor, que los chicos deben ser protectores con las chicas y que de ellos es la iniciativa. Absolutamente desajustado con lo que deben ser relaciones democráticas y respetuosas mutuas.

La violencia machista es la expresión extrema de la desigualdad, de un sistema social basado en la desigualdad de las mujeres respecto de los hombres. El machismo acaba teniendo diversas expresiones que pueden pasar por un supuesto derecho de control, posesión y hasta violencia sobre la mujer disfrazados de amor romántico.

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