“Todo el mundo tiene derecho a sentirse seguro en el trabajo [..,] aunque éste sea una superproducción que se emite en horario de audiencia máxima” Así es como comienza el alegato que podemos encontrar en la web de Directors UK, la asociación de cineastas en Reino Unido, a través del cual se presenta la Guía Básica para el rodaje de escenas de sexo simulado y desnudez en cine y televisión que esta misma organización ha elaborado contando con el apoyo de BAFTA, el BFI y el movimiento Time’s Up UK, entre otras asociaciones.

Se trata del primer documento de estas características y en él se recoge un conjunto de buenas prácticas en torno a cuidar de las personas intérpretes en el rodaje de desnudos y escenas de sexo. En el documento se proporcionan orientaciones sobre técnicas de ensayo, dirección de actores, planificación de encuadres, etc., dirigidas a proteger la integridad de las intérpretes en el set de rodaje, con el objetivo último de que se acaben generalizando en la industria. 

Su impulso, en plena época #MeToo, viene detonado por las últimas declaraciones en relación con este tema por parte de Emilia Clarke, quien interpretó uno de los personajes principales en la exitosa serie Juego de Tronos y fue una de las voces en la industria cinematográfica que ya en 2015 se alzó manifestándose en contra los desnudos innecesarios en los rodajes con sus declaraciones para Dailymail. E. Clarke, al finalizar la conocida superproducción, volvió a manifestar una vez más, esta vez en Armchair Expert (recogida por The Independent), que se sintió presionada cuando se negó a rodar alguna escena de sexo. La intérprete ha declarado para varios medios que durante las primeras temporadas accedió a rodar muchas más escenas de este tipo debido a su inseguridad, la presión de no querer decepcionar como actriz o el miedo a fracasar, y que sólo al final de la serie, bastante tiempo después, siendo una actriz muy cotizada, su posición le ha permitido establecer límites contractuales a este respecto. 

En este sentido, la industria cinematográfica se enfrenta a un reto de enormes dimensiones. Se ha evidenciado que en los sets de rodaje, en escenas de sexo muy especialmente, se pueden generar situaciones extremadamente coercitivas para las actrices, que las dejan en una situación de especial vulnerabilidad y totalmente expuestas a cualquier abuso de poder y violencia y quedan únicamente a merced de los escrúpulos de quien dirige o paga, si no se les garantiza un espacio seguro. Esto pasa por, entre otras cosas, dar más poder a las y los intérpretes para especificar y limitar en sus contratos  aquello que se les va a pedir y se incluya la eliminación permanente del material grabado y no utilizado

Aunque éste es un gran logro, aún coexisten muchas otras cuestiones de fondo pendientes de resolver y que se deben ir transformando para garantizar la total libertad y seguridad en el rodaje. No obstante, podemos decir que esta guía de buenas prácticas supone un paso más en el camino a su consecución. 

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