En las últimas décadas nuevas investigaciones han seguido la línea de los estudios anteriores sobre el papel de las relaciones afectivas y sexuales en la adolescencia. La investigación sociológica ha reconocido durante mucho tiempo el importante papel que juegan las relaciones íntimas en la vida de las personas.
Este artículo “Sexual and Romantic Relationships in Young Adulthood” escrito por tres investigadoras procedentes de dos universidades del Estado de Florida, en Estados Unidos, y publicado recientemente en la revista Annual Review of Sociology, recoge las últimas investigaciones sobre las relaciones sexuales y afectivas en la temprana adultez. Las autoras consideran que en las últimas décadas los patrones que llevan a que se formen relaciones íntimas y las trayectorias de las propias relaciones que se producen durante los primeros años de la edad adulta, no solo se han vuelto cada vez más diversos, sino que cada vez son más complejos.
Dada esta situación, vieron que las diferentes transformaciones económicas, sociales e individuales han llevado a una tendencia de cambio también de los ideales que solían sustentar las relaciones tradicionales. Aunque en algunos casos se pueden repetir los mismos patrones -por así llamarlos- de reproducción de hábitos de relacionales tradicionales, estos suelen ocurrir en edades más avanzadas y a menudo después de una formación académica y de varias relaciones íntimas anteriores. De hecho, el número, los tipos, el tiempo y la secuencia de las relaciones íntimas de las personas adultas-jóvenes se han convertido, como el curso de la vida, en menos pautados y más variados, afirma el artículo.
Entre algunos de los factores que marcan estas pautas se encuentran: (1) la cultura del individualismo; (2) el cambio económico; (3) el matrimonio diverso y aspiracional; (4) los cambios comportamentales y de convivencia en las relaciones afectivas y sexuales. Así, las relaciones sexuales y románticas entre los adultos jóvenes en los Estados Unidos se han transformado y se observa observando que las actitudes, expectativas y experiencias de las relaciones han cambiado en respuesta a desarrollos sociales y económicos.
Las autoras también reconocen algunas limitaciones metodológicas en este estudio como, por ejemplo, [1] el no preguntar a menores sobre sus relaciones afectivo-sexuales presentes y futuras; [2] la diversidad poblacional que hace que sea difícil incluir a todos los colectivos y razas, lo que lleva a tener más información sobre ciertos grupos sociales que sobre otros; [3] la naturaleza misma del estudio: hablar sobre las propias relaciones íntimas puede llevar a que las personas no siempre cuenten la verdad, o que las mismas preguntas no estén bien formuladas debido al sesgo de las propias personas investigadoras.
Sin embargo, estos estudios ayudan a arrojar cada vez más luz sobre las relaciones sexuales y afectivas actuales y muestran los grandes pasos que se han dado para poder hablar y analizar las relaciones afectivo-sexuales, la existencia de relaciones esporádicas, las presiones y coacciones que pueden existir ya desde la adolescencia. El artículo concluye identificando nuevas direcciones para futuras investigaciones sociológicas tanto, por ejemplo, desde el punto de vista de concretar más la recolección de datos, como del bienestar que ofrecen los distintos tipos de relaciones a lo largo de la vida
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