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Recientemente se están abriendo diferentes espacios de reflexión y discusión sobre los avances en las actitudes igualitarias de los hombres jóvenes. La mayor presencia de los debates sobre masculinidad en la esfera pública, así como la articulación de políticas de género que afectan a los hombres, han tenido un papel primordial en la creación de estos espacios. Ante esta realidad se deben tener en cuenta las evidencias científicas internacionales en el campo de los men’s studies que nos muestran cuáles son las tendencias y en qué debemos hacer hincapié para seguir avanzando hacia la igualdad y la erradicación de las violencias de género, del mismo modo que hay que huir de debates estériles sin base científica que dificulten conseguir dichos objetivos. 

Recogiendo los análisis recientes de autoras referentes en el campo de las masculinidades como Raewyn Connell, se clarifica que la masculinidad hegemónica puede no ir siempre ligada a la violencia, aunque apunta que está sistemáticamente abierta a ésta. En este sentido, Connell introduce un elemento que debemos tener en consideración cuando debatimos sobre la igualdad en los hombres jóvenes: el sexismo y la violencia. De hecho, revisando algunos de los últimos estudios más amplios a nivel mundial sobre los comportamientos igualitarios de los hombres, se constata un cambio generacional y un aumento en la implicación de los hombres jóvenes en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos e hijas. En dicho estudio se subrayan como variables explicativas de este cambio la educación y las transformaciones en los modelos de cohabitación. Todas estas evidencias y planteamientos teóricos nos acercan a una visión sobre los hombres jóvenes en los que se observan unos comportamientos menos sexistas que en el pasado. 

Ahora bien, ¿qué pasa con la violencia?, ¿Por qué las generaciones más jóvenes presentan unos índices tan elevados de prácticas relacionadas con la violencia de género? Ante estas preguntas, resultan muy útiles las clarificaciones previamente mencionadas y otras realizadas por la literatura reciente en masculinidades. La existencia de un discurso coercitivo hacia modelos de masculinidad tradicional dominante demuestra el fomento del atractivo que se transmite hacia hombres agresivos que utilizan la violencia. Asimismo existen estudios de impacto científico que señalan que los jóvenes y adolescentes justifican prácticas violentas en sus citas o relaciones esporádicas.  Por lo tanto, la distinción efectuada por Connell en su reconceptualización de la masculinidad hegemónica y las otras evidencias expuestas en el presente artículo son importantes para poder responder a la pregunta de si los hombres jóvenes son más igualitarios y menos violentos. Muestra el foco en el que las actuaciones y políticas de género deben ir encaminadas: hacia una socialización preventiva de la violencia en la que las nuevas masculinidades alternativas sean valoradas, desde el lenguaje del deseo, por su reivindicación de la igualdad, por su atractivo y por su posicionamiento claro y contundente contra cualquier forma de violencia de género. 

 

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