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Sesegen Fech

Los movimientos feministas de los dos últimos años en Chile, sin lugar a dudas, marcan un antes y un después en la forma de hacer Universidad. Estas manifestaciones han logrado destapar situaciones de acoso y violencia dentro de las universidades, instituciones que están llamadas a hacer de Chile un mejor país. El destape de estos casos, algunos más mediáticos que otros pero todos con la misma gravedad, ha sido la gota de rebasó el vaso en cuanto a política universitaria se trata. Independiente de la cobertura mediática, el movimiento feminista mundial y chileno ha significado una gran oportunidad, muchas instituciones han creado protocolos de acción y marcos jurídicos internos en casos de acoso sexual. Además se han creado oficinas de equidad de género con profesionales expertos en materia de violencia de género que son las encargadas de la protección de las víctimas y de las investigaciones. Lo anterior, en coincidencia con el trabajo que realizan las mejores universidades del mundo. 

Obviamente que hay resistencias, pero no de cualquier tipo, sino que las resistencias vienen principalmente de quienes han sido parte de las universidades, en la mayoría de las ocasiones ocultando los casos de acosos, silenciando a las mujeres y sus contribuciones y protegiendo a acosadores y, por qué no decirlo, ejerciendo el acoso y la violencia contra las mujeres. Este tipo de hombres (sí, son hombres) la literatura científica los denomina como Masculinidad Tradicional Dominante (MTD), han estado desde siempre en los puestos de poder, en este caso ocupando puestos claves dentro de las universidades. Sin embargo, el movimiento feminista contó con el apoyo irrestricto de algunos profesores y compañeros que permiten la transversalidad del movimiento y, por supuesto, su consolidación en cuanto a la transformación. A estos hombres la literatura los señala como Nuevas Masculinidades Alternativas

Como se ha mencionado, la situación cambió, pero hay temas pendientes. Lo pendiente y el principal reto está precisamente en la investigación que se realiza en las universidades. Las instituciones realizaron e incorporaron cambios, pero ¿qué pasa en CONICYT? En Chile la principal fuente de financiación en investigación es la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT, a través de los Fondos Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico FONDECYT, con concursos Postdoctoral, Iniciación y Regular, siendo estos últimos para investigadores de larga trayectoria, es decir para los investigadores con mejor currículo. Sin embargo, a finales del año pasado, al publicarse los resultados de los FONDECYT Regular, aparece el nombre de uno de los “personajes” acusados por acoso, situación ante la cual investigadoras de todo el país firman un manifiesto con el objetivo de protestar y modificar los criterios de adjudicación de este tipo de proyectos

Si las universidades han ido incorporando transformaciones importantes en cuanto a la violencia de Género, ¿por qué CONICYT no hace esta transformación? En Chile, además, estamos en proceso de creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y esto, como toda nueva creación, se transforma en una oportunidad. La incorporación de elementos fundamentales como los planteados permitirá al nuevo ministerio erguirse como una institución de futuro que promueva el trabajo científico de mujeres y hombres para un Chile mejor.

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