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Una gran organización nos solicitó diseñar y realizar un plan para explicar a las familias las AEE (actuaciones educativas de éxito) y asesorar a las escuelas que así lo quisieran en su puesta en práctica. Las AEE son las avaladas como tales por la comunidad científica internacional, incluidos Harvard, Cambridge y el Programa Científico Europeo. Se sorprendieron muy satisfactoriamente cuando, al preguntarnos por nuestra remuneración, les dijimos que coste cero. Ya el primer proyecto fue un gran éxito de participación de la base, nunca antes se había logrado tanta cantidad y diversidad. Algunas escuelas comenzaron a lograr grandes mejoras de los resultados educativos de su alumnado, tampoco vistas con anterioridad.

El trabajo se nos reconocía y se valoraba, tanto en el terreno educativo como en el de la superación de la violencia de género en las universidades. Hubo posicionamientos muy claros, tanto para admitir intervenciones educativas cuando fueran acompañadas de evidencias científicas, como a la hora de pedir colaboración para hacer el primer documento frenando el acoso sexual que estaban generando dos aplicaciones de internet en los centros educativos.

Les presentamos a la organización europea y les facilitamos su incorporación a la misma. Les elaboramos un proyecto para extender las AEE a todas las escuelas que lo desearan. El proyecto resultó seleccionado y llegó una gran financiación para llevarlo a cabo. Pero cuando llegó, esta organización tenía un nuevo director que impuso autoritariamente un cambio radical. El dinero no se utilizaría para extender las AEE, sino para lo que denominaron Ámbitos de Actuaciones de Éxito, que no tienen aval científico y que son en realidad actuaciones de fracaso que empeoran los resultados educativos. Las escuelas que habían logrado mejoras con las AEE comenzaron a perderlas al ser sustituidas las AEE por ocurrencias. Hubo trabajadoras que denunciaron a este director por su comportamiento con ellas, sin que las apoyara una parte de la junta directiva de la organización que lo había contratado.

Decidimos finalizar la colaboración por no poder asegurar un uso ético y profesional del dinero conseguido, por estar empeorando con ocurrencias los resultados educativos del alumnado, por estar desilusionando y desactivando el aumento conseguido de la participación familiar y por el trato a esas trabajadoras. Desde entonces, las alabanzas que nos llegaban de esa organización fueron sustituidas por su colaboración con la difusión de las mentiras que fabricaban quienes atacaban a las víctimas de violencia de género en la universidad y a quienes las habíamos apoyado. Algunas de las denuncias que recibía ese director en las diferentes organizaciones en que trabajaba se parecían a las que ponían las víctimas de violencia de género en las universidades y él se entregó con rabia e intensidad a difundir las mentiras que se decían sobre ellas.

En ese clima, se añadió una mentira más en contra de las víctimas del acoso sexual de primer y segundo orden en las universidades. Todavía hoy hay quien dice en internet que miembros de esa organización han confirmado que no podían más con nuestra obsesión de que entendieran que todos los colegios tenían que aplicar AEE y hacerse comunidades de aprendizaje. Esa nueva mentira fomentaba los ataques del lobby de acosadores para así ocultar que el dinero público asignado a difusión de las AEE no se estaba usando para esa tarea. El dinero había sido concedido para difundir las AEE y siempre defendimos que las aplicaran solo las escuelas que lo desearan y libremente lo decidieran. 

Hoy esa organización ha cambiado de directiva, ya no están ni ese director ni quienes apoyaron sus actuaciones. Pero ese director ha sido contratado por otra organización, muchas de cuyas trabajadoras lo han denunciado por los mismos comportamientos. Vemos que la nueva directiva está realizando transformaciones que esperamos que sean suficientemente profundas para que eso no vuelva a ocurrir. Uno de los indicadores para valorar esa transformación será si se pide una disculpa pública por las actuaciones que hubo en tiempos de ese director, incluyendo las que afectaron a las víctimas de violencia de género de las universidades.

Por suerte para las niñas y niños de Europa, ese director y sus cómplices no pudieron secuestrar las AEE. Quienes generaron el conocimiento para aquel proyecto lo han puesto al servicio real de la ciudadanía europea y con él se están mejorando los resultados educativos de cada vez más alumnado, incluido el de un número creciente de escuelas de Cataluña. Seguimos colaborando directamente con la organización europea haciendo llegar el conocimiento científico sobre las AEE a familias europeas, al cual tienen derecho como concreta el artículo 27 de los derechos humanos. 

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