P era en aquel momento Director del Departamento y antes había ocupado cargos de más nivel en la universidad. Cuando se lanzó la campaña contra el grupo de investigación que apoyaba a las víctimas, él lo defendió desmontando las mentiras de los acosadores ante las autoridades universitarias. Consideró que lo que había hecho merecía cobrarlo y exigió que ese grupo de investigación le diera una de sus becarias para trabajar para él. Se le dijo que imposible porque las personas becarias son libres de decidir en qué y con quién trabajan, que si quería que se lo propusiera él, y ellas decidirían. Entonces pasó a lanzar su amenaza: pues si no lográis convencer a ninguna para que trabaje conmigo, tendré que decirle al Rector que me he equivocado y que ahora me he dado cuenta que es cierto lo que se dice de vosotros. 

Puso todo el poder de su cargo para atacar a las víctimas. Tanto, que una profesora presentó en la reunión del departamento una propuesta de votación para que se prohibieran los insultos y chillidos a las personas becarias. Este Director prohibió debatir esta propuesta y no la pasó a votación, con lo cual continuó el maltrato. En los concursos para estabilización y promoción del profesorado, imponía al máximo que podía miembros del tribunal que seleccionaran a personas con menos méritos científicos que las personas de ese grupo de investigación escudándose en las mencionadas mentiras; y no solo los escogía con ese criterio, sino que, a quienes pudieran tener dudas, los llamaba a su despacho para aleccionaros antes de reunirse el tribunal.

Pero el mayor servicio que proporcionó al lobby de acosadores fue jugar el papel de prueba “irrefutable” de que había que creer las mentiras sobre ese grupo “ya que incluso P, que no se las había creído hasta el punto de haberlas defendido, se dio cuenta luego que estaba equivocado”. No importaba ya que las mentiras no solo lo fueran sino que eran lo contrario a la verdad, que ese grupo de investigación era el que más claramente no tenía los comportamientos que las fake knews le atribuían. No importaba que la mayoría de otros grupos sí los tuvieran, lo único que importaba era atacar como fuera al grupo de investigación que apoyaba a las víctimas.

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