Hoy conversamos con Melania Geymonat, quien el pasado mes de junio fue agredida junto con su compañera Chris por un grupo de cinco chicos en un autobús de Londres. Esta agresión la condenamos desde su inicio, pero hoy nos centramos en conversar sobre la reacción positiva que ha habido delante de este caso a nivel internacional, después del posicionamiento valiente y audaz de las dos víctimas para visibilizar y denunciar violencias que ocurren día a día hacia personas LGTBQ y hacia mujeres.
¿Cuáles han sido las reacciones y los apoyos después del ataque?
Esto sucedió la noche de un miércoles para jueves. Yo en ese momento, cuando nos llevan al hospital, solo comenté lo sucedido por WhatsApp en dos grupos de amigos, y a un amigo que tenemos en Londres, que estuvo todo el tiempo con nosotras, todo el tiempo.
Pero luego de eso, en realidad yo no sabía bien si explicarlo o no. Hablé con una amiga y a raíz de ahí pensé: “No puedo no contarlo”. Cuando les expliqué a ellos, mis amigos entendieron mucho mejor que yo en ese momento, lo que estaba pasando… todo iba muy rápido. Muchos me llamaban por teléfono, enfadados, llorando de indignación y rabia por lo que había sucedido. Al mismo tiempo, sabiendo que con la indignación solamente no transformábamos nada. Teníamos que hablar y movilizarnos.
Y entonces lo vi claro, pensé: “Ya está, quien no me apoye en esto, adiós vínculo… Estoy cansada de tener que justificarme”. Una vez tuve el apoyo de mi familia, ya estuve decidida a contar en los medios lo que había pasado, para generar conciencia y hablar.
Mis amigos en Uruguay se organizaron rápidamente. Primero salió la noticia en El Observador, prácticamente en el mismo momento que yo lo publiqué en Facebook, y casi simultáneamente en La Diaria. A partir de estos tres canales, la difusión fue muy rápida, desde radios uruguayas nacionales a locales, y medios de televisión de gran alcance en el país. Y a partir de aquí el caso salta de Uruguay a Reino Unido y otros países.
Casi simultáneamente me contactó un periodista freelancer de Londres a través de Twitter, un canal que en realidad yo no uso demasiado. Hablamos con él. Él escribió la historia, nosotras la corregimos y, a partir de ahí, solo un día después que saliera en Uruguay se dio a conocer en los medios ingleses. Recibimos llamadas de muchos medios y e-mails apoyándonos.
Veíamos que o contábamos la historia nosotras, o cada vez se estaba desfigurando más; además de que medios abiertamente anti-LGBTQ hacían bandera del caso. Hablamos en CNN y BBC.
Lamentablemente este caso es una excepción, suceden a diario agresiones homófobas que no tienen la misma difusión mediática.
A raíz de la agresión comprobamos lo que ya sabemos: ¿es lo mismo que agredan a una médica, joven, blanca, que a una mujer trans, de color, que se tiene que prostituir porque no encuentra trabajo? La noticia en parte de la prensa uruguaya se contó como “una agresión a una médica”. Esto es una realidad que nos tiene que hacer pensar, y mucho. Chris escribió un artículo en The Guardian, reflexionando al respecto. Aún y así, creo que también ha servido para generar consciencia sobre el tema… Ha tenido un fuerte impacto en mi familia y en mi pueblo, un lugar chiquito en el Departamento de Soriano, en Uruguay. La solidaridad que hemos recibido es brutal.
Pero lamento que no haya la misma reacción cuando se denuncian casos de violencia machista que parecen estar normalizados. Solo por contarles una anécdota, hace algunos años atrás hubo una agresión a dos chicos que se estaban besando en un bar. Esta agresión tuvo mucha cobertura mediática, y hubo mucha movilización condenando el ataque. Al mismo tiempo, sabemos que en Uruguay muere una mujer cada 9 días, sin embargo no estamos en las calles por ello. Esto es lo que a mí me duele de ver.
El ataque a nosotras ha sido un ataque LGTB y también un ataque hacia mujeres. La violencia mayor ha sido que nos consideran como un fetiche, eso fue lo que me hizo sentir humillada y dolida… Y lamentablemente a cualquier mujer homosexual que le preguntes te va a decir que ha tenido situaciones así en su vida; es muy doloroso. Y al mismo tiempo, mujeres heterosexuales que no se sienten cómodas estando rodeadas por hombres o caminando solas por la calle.
Nuestro caso está siendo la excepción. Hemos sido beneficiadas por estar en Reino Unido. Estos delitos de odio pasan a diario en todo el mundo, y si hubiera pasado en otro lugar el impacto no hubiera sido el mismo, o no hubiera habido directamente… En la ciudad de Londres en los últimos 4 años se ha doblado el número de agresiones a personas homosexuales y se ha triplicado el número de agresiones a personas transexuales: somos la excepción, 1 caso de cientos, de miles…
¿Qué nuevos horizontes se abren a partir de la solidaridad que se ha creado con vosotras?
Personalmente, quiero involucrarme más. Estoy leyendo e-mails y mensajes que me han llegado que son muy bonitos y conmovedores. Una chica de 18 años nos contactó para explicarnos cómo la había inspirado la historia.
Para mí, que nuestra historia haya inspirado a otras personas, o que haya habido gente que se ha movilizado ya es un éxito. Y al mismo tiempo elevar la reflexión de que nos queda mucho que hacer aún. Estamos en 2019 y hemos conquistado muchos derechos, pero nos quedan muchos otros derechos por conquistar. Celebro que haya empresas que apoyen la causa LGBTQ, pero no se trata solamente de poner arcoíris multicolores. Tenemos que denunciar, explicar lo que pasa y condenar todos y todas, con acciones reales, ataques como este.
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