Originaria de Monkey Bay, Malawi, Theresa Kachindamoto es miembro de la familia de dirigentes de su aldea. Tras 27 años siendo secretaria de una universidad, Kachindamoto cogió el testigo de líder en su comunidad y ha dedicado su labor a erradicar el matrimonio infantil y a garantizar que las menores reciban una educación escolar.
Tal y como recoge aljazeera, Kachindamoto ha conseguido romper hasta 850 matrimonios infantiles evitando a su vez la iniciación a prácticas sexuales en edades tempranas. De acuerdo con la información de relieve, más de la mitad de niñas en el país son forzosamente casadas siendo menores de edad. Kachindamoto conoció a varias niñas de 12 años con marido e hijos cuando regresó a su aldea para conocer a los y las ciudadanas a quien iba a gobernar y supo que tenía que hacer algo por ellas.
El matrimonio infantil mutila la infancia de estas niñas. Además de la crudeza de tener relaciones sexuales a tan temprana edad, muchas de ellas se ven perjudicadas por el mismo alumbramiento ya que sus cuerpos son muy pequeños para soportarlo, habiendo casos de fallecimiento de la madre durante el parto. También corren un alto riesgo de contagio por VIH durante sus primeras prácticas. Muchas de ellas son llevadas a campos llamados Kusasa Fumbi –que significa “limpiando”- en los que se les enseña a satisfacer a los hombres con danzas y actos sexuales concretos.
A pesar de ser una práctica muy habitual y aceptada en Malawi, el matrimonio infantil está prohibido por ley desde el año 2015. Kachindamoto, consciente de la resistencia que suponía cambiar la mentalidad de los progenitores, a menudo tan pobres que no ven otra opción que casar a sus hijas a corta edad, decidió con perseverancia y tenacidad impulsar la abolición del matrimonio infantil y la obligatoriedad de que las niñas regresaran a la escuela.
Su compromiso fue real y transformó la vida de las niñas de su comunidad. Ejemplo de ello es el despido de cinco responsables de áreas en las que una vez implementada la ley continuaba teniendo lugar esta práctica atroz. De acuerdo con sus palabras: “si el jefe de área permite que esa niña se case yo lo despido totalmente. Porque le digo que estas son nuestras leyes y que no ha hecho lo que se ha acordado. Desde hoy en adelante no eres más jefe de área, así que todo está funcionando”.
Kachindamoto, con 900.000 personas bajo su responsabilidad, es un ejemplo más de la relevancia de que cada vez haya más mujeres en roles de responsabilidad y liderazgo en nuestras comunidades. Las necesidades identificadas y las experiencias y conocimiento propio de una mujer hacen que su comunidad avance hacia sociedades más justas, libres e igualitarias. Kachindamoto, considerada guardiana de las tradiciones de Malawi como jefe líder, ha transformado la vida de muchas niñas, de toda su comunidad y ha escrito un nuevo sendero de tradiciones que mejorará la vida de las futuras generaciones.
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