Las investigaciones sobre los diferentes tipos y formas de violencia sexual en el contexto de las relaciones de pareja han avanzado considerablemente.
La revista JCR The Journal of Interpersonal Violence acaba de publicar un estudio en el que se profundiza sobre la coerción sexual y, particularmente, sobre la coerción sexual a través del sexting, que puede tener como consecuencia efectos negativos tanto en la salud física como psicológica para quienes la sufren. En el artículo “La coerción mediante sexting como un componente de polivictimización de pareja” [Sexting Coercion as a Component of Intimate Partner Polyvictimization], Jodi Ross, Michelle Drouin y Amanda Coupe, exploran el impacto de la coerción mediante el sexting, concepto que se utiliza para referirse a mensajes de texto en los que se comparten imágenes con contenido sexual. En muchos casos, se ha encontrado que se utiliza para hacer bullying o dañar la reputación de alguien, utilizando tácticas para solicitar fotos o vídeos sexuales explícitos a sus parejas.
Para estudiar el impacto de la coerción a través del sexting, los autores y las autoras diseñaron un estudio cuantitativo en el que han participado 885 estudiantes de grado (301 hombres y 584 mujeres) de una universidad norteamericana, con una media de edad de 20 años, a quienes se les pidió que completaran la Escala de Coerción Sexual en Relaciones de Pareja que incluye 34 items.
Los resultados muestran que tanto los hombres como las mujeres jóvenes participantes en el estudio han experimentado situaciones de abuso y coerción en sus relaciones de pareja. Aproximadamente un cuarto de los hombres y un tercio de las mujeres habían experimentado coerción sexual y, en proporciones similares, experimentaron coerción mediante sexting, si bien las mujeres indicaron sufrir tasas más altas de coerción a través del sexting y se vieron implicadas en comportamientos de sexting no deseados. Las mujeres también se encontraron con más frecuencia sometidas a presiones manifiestas y se sintieron obligadas a participar en el sexting, mientras que los hombres practicaron sexting con mayor asiduidad y de una manera más voluntaria.
Según el estudio, la coerción sexual, particularmente cuando conduce a participar en conductas de sexting no deseadas, es una forma de agresión dentro de la pareja que tiene gran potencial para generar consecuencias negativas en las víctimas, en especial a nivel psicológico y social, debido a que las imágenes que son compartidas mediante presión y coerción pueden llegar a otras personas más allá del recepetor deseado, lo que aumenta la preocupación de las víctimas.
La investigación plantea si las mujeres pueden sentirse relativamente menos preparadas para lidiar y resistir la coerción sexual mediante sexting, a diferencia de otras coerciones sexuales, y apuntan a la necesidad de incidir a nivel educativo en la prevención de este tipo de violencia y presiones, para que las mujeres jóvenes tengan mayores habilidades y estrategias para afrontar situaciones de coerción sexual a través del sexting.
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