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El pasado mes de marzo se publicó el último Informe sobre la felicidad en el mundo. The World Happiness Report es un estudio referente a nivel internacional que analiza cómo de felices se perciben a sí mismas las y los ciudadanos de 156 países. La Red de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas elabora este informe en colaboración con la Fundación Ernesto Ill. El informe de este año 2019 se centra en la felicidad en comunidad: cómo ha evolucionado la felicidad en los últimos doce años, poniendo el foco en las tecnologías, las normas sociales, los conflictos y las políticas que han generado estos cambios.

Entre los aspectos que cambian más rápidamente en el mundo están los relacionados con la forma en que las personas se comunican e interactúan entre sí, ya sea en sus escuelas y lugares de trabajo, sus vecindarios o en partes remotas del mundo. Las grandes diferencias internacionales en las evaluaciones de la vida se deben a las diferencias en la forma en que las personas se conectan entre sí y con sus instituciones a través de normas sociales compartidas. En el informe se han considerado las fuerzas que intervienen en la felicidad cambiando la manera en que interactúan las comunidades y sus miembros. Se tienen en cuenta tres tipos de factores:  los gobiernos, la conducta prosocial y las tecnologías de la información.

Gobierno y felicidad

El informe muestra un ranking de países que se ha realizado haciendo un promedio de las puntuaciones obtenidas entre 2016 y 2018 al preguntar a la gente que evalúe la calidad de su vida actual en una escala de 0 a 10. Se han utilizado seis variables para explicar la variación de felicidad entre los diferentes países: ingresos, apoyo social, esperanza de vida saludable, libertad para decidir, generosidad y ausencia de corrupción. En este ranking, Finlandia ha ido escalando puestos desde 2014 y se sitúa claramente a la cabeza por delante de los demás países encuestados, seguido de Dinamarca y Noruega. España se sitúa en el trigésimo puesto de un listado de 156 en el que países como Afganistán y Siria aparecen al final. Los países considerados como menos felices son aquellos que están o han estado sometidos a la violencia. Por el contrario, los países que han reducido su conflictividad y han alcanzado la paz se valoran como lugares más felices para vivir.

Los datos también sugieren que las personas más felices son las que más participan en las elecciones y suelen votar a los partidos en el gobierno.

Comunidad y felicidad: la importancia de la socialización.

Los datos de la encuesta muestran una clara correlación entre generosidad y felicidad. La implicación en conductas prosociales promueve generalmente la felicidad. Especialmente, la gente tiende a encontrar la felicidad ayudando a otras personas cuando pueden decidir libremente cómo hacerlo, cuando se sienten unidas a las personas que ayudan, y cuando pueden comprobar los beneficios que les reportan. Es más, la investigación señala cómo esta relación entre voluntariado y bienestar parece ser transcultural y universal. Incluso en el lugar de trabajo se demuestra que la conducta prosocial está unida a la satisfacción emocional de las y los empleados.

Felicidad y tecnología digital

Las tecnologías digitales pueden tener un efecto indirecto en la felicidad al desplazar otras actividades más beneficiosas. Los resultados de la encuesta muestran cómo el uso excesivo de las tecnologías predice niveles inferiores de bienestar y, por el contrario, cuando se limita el uso de las redes sociales mejora el bienestar. En otras palabras, las personas y las organizaciones están comprobando que para ser más felices han de cuidar más cómo pasan su tiempo libre.

Las medidas a largo plazo han de incluir políticas públicas que reduzcan los niveles de estrés en las sociedades superando las desigualdades en los ingresos y desarrollando programas de bienestar en el trabajo, la sanidad, las escuelas y las comunidades.

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