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En estos momentos se está definiendo la ley que protegerá a las ciudadanas y ciudadanos de Francia de los ataques de odio en la red, tanto por motivos sexistas, racistas como antisemitas. Marlene Schiappa, la actual Ministra de Igualdad entre hombres y mujeres, ha puesto de ejemplo los ataques continuos que sufre en las redes sociales, fotos manipuladas, insultos machistas, entre otros acosos,  tal y como informa euronews

Uno de los argumentos utilizados es que la libertad de expresión no está por encima de los derechos fundamentales de las personas y eso implica, por ejemplo, que los insultos, los ataques o las difamaciones motivados por el odio, deben ser penalizados, puesto que no son libertad de expresión sino una expresión de violencia.

En el caso de Europa, un 20% de las mujeres jóvenes (18-29) ha experimentado acoso sexual online. Cada vez disponemos de más datos estadísticos sobre la prevalencia de este tipo de acoso y de otros tipos de delito de odio. Pero aún quedan realidades fundamentales para incorporar en estas estadísticas, realidades que dibujan de una forma más fiel el alcance de este problema. Sería necesario, por ejemplo, incorporar en el futuro inmediato datos estadísticos que recojan el acoso sexual de segundo orden, aquel que sufren las personas que apoyan a las víctimas; sin duda el porcentaje subiría.

Cada vez más la sociedad reclama a las plataformas tecnológicas una mayor implicación en la lucha contra el acoso y los discursos de odio. Hay un hastío generalizado de la impunidad hacia los ciberacosadores o “stalkers” y la paciencia social se está agotando. Solo depende de una decisión empresarial ejecutiva, nada más. Y por parte judicial, de una mayor celeridad en los procesos.

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