En 2011, Sudán del Sur fue declarado el estado más nuevo del mundo después de medio siglo de guerra, y sucesivamente diferentes conflictos bélicos han generado una situación de emergencia, tanto en el 2012, como en el 2016. Fruto de esta situación, hay millares de menores refugiados. Por ejemplo, en Bidi Bidi residen aproximadamente 200.000 niños y niñas refugiados, según el informe de monitorización de Uganda de la Agencia de Refugiados de la ONU, la UNHCR..
El 96% de los niños y las niñas necesitan atención individual, es decir, que se lleve un seguimiento de su salud y seguridad. Asimismo, sólo un 7% de los niños y las niñas que habían sufrido abuso sexual infantil recibió algún tipo de apoyo. Según otros datos, otra situación es la dificultad de acceso a recursos tan básicos como el agua y la educación.
Situaciones como la de estos menores, ayuda a no perder de vista los objetivos prioritarios de esta de esta década, garantizar el acceso a los recursos básicos, la educación de calidad, la no violencia, el derecho a vivir en paz, como tantos otros objetivos básicos recogidos por diferentes organismos internacionales y movimientos sociales. El tiempo apremia, y solo con acciones que garanticen el éxito, basado en evidencias, y con demostrado impacto social, será posible darle la vuelta.
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