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El debate sobre ser un buen científico o una buena científica y a la vez una buena persona ha sido parte de los debates académicos recientes. En esta línea, Aliston Antes, como directora asistente del Centro de Ética Clínica y de Investigación de la Washington University School of Medicine en St. Louis, Missouri, ha publicado un estudio en la revista Nature bajo el título: First law of leadership: be human first, scientist second [Primera ley del liderazgo: ser humano primero, científico segundo] en la que evidencia acciones para invertir las relaciones de más poder dentro en un equipo de investigación.

El estudio cita a 52 personas científicas que afirman que primero fueron personas, y después científicas. Si cuando se es científico o científica se olvida la parte humana, entonces hay un problema. Estas 52 personas, que constituyeron la muestra del estudio son reconocidas como ejemplares por sus compañeros y compañeras por sus logros y su conducta científica. La autora del estudio también se interesa por las personas científicas que han tenido algún tipo de “fallo” en la integridad de la investigación. Así, se interesa en analizar las decisiones y los comportamientos que producen una investigación innovadora, rigurosa, y ética; y también los lugares de trabajo científico con un ambiente poco saludable como, por ejemplo, aquellos donde se da lo que llama el bullying en la academia.

El artículo añade que muchas veces en un centro de investigación, ante la opción entre trabajar en un artículo científico o abordar una conversación difícil, muchos investigadores e investigadoras eligen lo primero, ya que es la tarea más directamente relacionada con los objetivos de la investigación. Además, los líderes de los grupos de investigación podrían tener la sensación de “no estar haciendo nada” durante las interacciones personales. Sin embargo, lograr un clima más humano es una inversión efectiva en ciencia afirma el estudio.

Lo que parece más eficiente es que realizar una investigación requiere que se establezcan y se mantengan relaciones positivas en el lugar de trabajo y en los laboratorios (en el caso de las ciencias naturales). Fomentar una buena dinámica de equipo, confianza, involucrar a todas las personas del equipo, mantener la armonía y la accesibilidad, trabajar para el bienestar de las demás personas, son condiciones que fomentan un liderazgo más humano y más científico.

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