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Kayla McKeon, de 30 años, es una joven con síndrome de Down, nativa de Nueva York, que durante estos dos últimos años ha estado trabajando en la Ley H.R 1377 de Transición a Empleo Integrado y Significativo de 2017del Congreso estadounidense, según la cual las empresas deben pagar el salario mínimo a las personas con discapacidades.

Kayla McKeon (Imagen de facebook)

Según informan Today y Euronews, Kayla conoció a John Katko cuando este estaba realizando una campaña para ser el congresista del distrito 24 de Nueva York. Katko, quien finalmente ganó en 2015, vio el entusiasmo de Kayla y le ofreció un puesto de trabajo en las oficinas si ganaba la campaña.

Actualmente, Kayla McKeon se ha convertido en la primera mujer con síndrome de Down en ser cabildera y realizar gestiones en Washington D.C y en la oficina del congresista John Katko en Nueva York. Así mismo, trabaja como Gerente de defensa de base -es decir, de aquellas personas de base con discapacidad- para la Sociedad Nacional del Síndrome de Down, órgano estadounidense.

Pero, por si fuera poco, McKeon no solamente está trabajando para mejorar las condiciones laborales de las personas con discapacidad, sino que también participó en los Juegos Olímpicos de Verano realizados en 2011 en Atenas, Grecia, representando a Estados Unidos en la petanca como deporte. También participó en deportes como el hockey, el fútbol y los bolos. Y, por supuesto, sigue cursando un Grado de Asociado en el Onondaga Community College de Nueva York y ha conseguido crear un espacio de podcasts en Soundcloud, bajo el nombre de Kayla’s Corner, en el que entrevista a personas que contribuyen o pueden contribuir a la mejora de las condiciones de las personas con discapacidad.

Está claro que Kayla es todo un ejemplo de superación. Sin parar de trabajar y superarse a sí misma, ha conseguido que se aprobara en 2017 la Ley anteriormente mencionada, sin que afecte al seguro de salud que el gobierno estadounidense ofrece a las personas con discapacidad – llamado Medicaid-, aunque reciban su salario mínimo correspondiente o incluso un salario mayor. Eso les puede facilitar ser independientes y ver que tener una discapacidad no limita las posibilidades de éxito.

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