Durante la madrugada de ayer, sábado 6 de octubre, falleció la cantante soprano Montserrat Caballé en el Hospital de Sant Pau de Barcelona, a los 85 años.
Nacida el 12 de abril de 1933 en Barcelona, en el seno de una familia humilde, a Montserrat Caballé le tocó vivir la dura posguerra española. Sus padres, Carles Caballé y Ana Folch, fueron quienes la apoyaron a probar suerte en aquello que le gustaba, la música, y además su madre le enseñaba conceptos básicos de solfeo. Cuando era adolescente, se presentó a una audición, pero como en muchos casos suele pasar, fue rechazada y le recomendaron que se dedicara a otra cosa. Gracias precisamente al apoyo de sus progenitores, Caballé siguió adelante.
Por fortuna, conoció a José Antonio Bertrand, miembro de una adinerada familia barcelonesa que vio las ganas y la pasión que ponía una adolescente Montserrat Caballé en la música y, por ello, la ayudó a costear sus estudios musicales que empezaría a la edad de 11 años en el Conservatorio Superior de la Música del Liceu de Barcelona. Así mismo, con la ayuda de Bertrand y una beca, Caballé continuó sus estudios, pero todo éxito conlleva un esfuerzo, y por ello también tuvo que compaginar sus estudios con el trabajo en una fábrica de pañuelos.
La cantante lírica aprendió técnica vocal y respiratoria y también estudió en Basilea y en Bremen y fue entonces cuando también descubrió el repertorio alemán. Debutó en el Liceo de Barcelona en el año 1962 con la ópera “Arabella” del compositor alemán Richard Strauss.
Ioan Holender dijo sobre ella: “No hay ninguna otra cantante femenina que haya cantado en toda su vida, desde “Norma” a “Isolde”, desde “Doña Elvira” hasta “Salomé” , desde “Tosca” a “Sieglinde”, es absolutamente único en la historia de la música”. Caballé cantó obras de grandes compositores, desde Mozart, Rossini, Strauss a Verdi, entre muchos otros.
El debut de Montserrat en el Carnegie Hall de Nueva York fue para sustituir a Marilyn Horne en la ópera “Lucrecia Borgia”. Su éxito fue apabullante como reflejó el editorial del New York Times en aquel momento y, lejos de crear una competitividad entre ambas cantantes, se hicieron amigas. Marilyn Horne decía sobre ella: “El sonido de Montserrat Caballé es legendario, y aparte de su don natural que poseía, ha trabajado mucho y muy duro”.
Las grandes óperas del mundo le han rendido homenaje hoy en tributo a su aportación al mundo de la música, como la Royal Opera de Londres;
Y en Barcelona, el Gran Teatre del Liceu abrió un espacio ayer para recibir las condolencias de aquellas personas de la ciudad que quieran rendirle homenaje. Montserrat Caballé estuvo siempre muy vinculada al Liceu, y comprometida con su reconstrucción después del incendio del 1994.
Montserrat Caballé llegó a ser toda una leyenda internacional de la ópera, recorrió todos los continentes y las grandes ciudades y cantó junto a otras personalidades importantes del mundo de la música. En 2003, el director y productor cinematográfico Antonio Farré realizó un documental, Caballé, más allá de la música, en el que se nos cuenta los orígenes y las raíces de la cantante.
Montserrat Caballé nos ha dejado un legado: además de su música, su bondad y humildad para agradecer a aquellas personas que la apoyaron, y su actitud para vivir cada día con ilusión.
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