Un nuevo estudio explora la influencia de los hábitos de salud dentro de las redes sociales personales, que pueden tener resultados neurológicos e incluso influir en enfermedades como la esclerosis múltiple.
El estudio fue publicado la pasada semana, en acceso abierto, en la revista Nature Communications, bajo el título A scalable online tool for quantitative social network assessment reveals potentially modifiable social environmental risks [Una herramienta en línea escalable para la evaluación cuantitativa de redes sociales revela riesgos ambientales sociales potencialmente modificables]. La investigación fue financiada por el National Institute of Health y la National Multiple Sclerosis Society y fue liderada por el profesor y médico Amar Dhand, del Departamento de Neurobiología de Brigham and Women’s Hospital y de la Harvard Medical School, conjuntamente con otros investigadores e investigadoras del programa de genética poblacional de Cambridge, Massachusetts, y del centro de esclerosis múltiple del Columbia University Medical Center, Nueva York.
A nivel metodológico, el equipo investigador utilizó una herramienta de evaluación de redes sociales cuantitativa en una plataforma web segura de código abierto, fácilmente implementable en estudios clínicos a gran escala. La herramienta mapea la red personal de un individuo, incluidas personas específicas, las relaciones entre sí y sus hábitos de salud. En este estudio, dicha herramienta se ha utilizado para medir las redes sociales de 1493 personas con riesgo de esclerosis múltiple. Una muestra suficiente para demostrar la utilidad del método. De esta manera, se ha examinado la red social de cada persona en relación con una discapacidad neurológica que la misma persona haya notificado al equipo investigador.
Los resultados encuentran que las características de las personas que rodean al participante, como las conductas de salud negativas, estaban fuertemente asociadas con la discapacidad funcional del individuo. Es decir, las redes personales se vinculan a la probabilidad de desarrollar discapacidades neurológicas. En esta línea, el equipo investigador apunta el hecho de que hábitos poco saludables, especialmente influenciados por amigos y familiares, pueden llevar a un riesgo de esclerosis múltiple.
Esta evaluación cuantitativa revela los entornos sociales de los individuos como elementos clave que puedan abordarse en futuros ensayos clínicos. Como el título de la investigación señala, el hecho de saber que los factores ambientales sociales, más allá de los biológicos, influyen en nuestra salud, nos lleva a ver el potencial modificable de estos factores. Así, conocer datos como los de este estudio, permite mejorar tanto nuestras redes sociales como nuestros hábitos y llevar un estilo de vida más saludable para mejorar situaciones de riesgo e incluso enfermedades.
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