(Imagen de Twitter de Ramón Pérez ‏)

Ayer acabó el campeonato de la Copa del Mundo femenina, celebrada por primera vez en España, en la isla de Tenerife. La selección española, dirigida por Lucas Mondelo, ha demostrado ser una generación que ha marcado historia en en baloncesto femenino siguiendo un camino mágico de esfuerzo, trabajo, tesón y solidaridad entre las jugadoras. Empezó con el oro en el Eurobasket de 2013 y ha continuando hasta los últimos días en esta Copa del Mundo. El gran trabajo realizado se ha visto recompensado con cinco medallas consecutivas, dos títulos continentales, la primera medalla olímpica del baloncesto femenino español y la primera final de una Copa del Mundo.

En el partido del sábado contra Australia, España trabajó y rozó la final, pero los problemas técnicos de las pivots españolas y la evidente superioridad técnica y física del equipo australiano, con la determinante jugadora Liz Cambage, hicieron que el sueño de llegar a la final se viera truncado en el último cuarto del partido. La final se fue, pero el objetivo de medalla siguió vivo para disfrutar el domingo con un partido contra Bélgica, donde la heroicidad y brillantez de esta selección española quedó plasmada, con un resultado final vencedor de 67-60. Una merecida medalla de bronce.

En este mismo fin de semana, la piloto murciana Ana Carrasco, se ha proclamado por primera vez campeona del mundo absoluta de motociclismo, compitiendo contra hombres, en la categoría de Supersport 300. La repercusión mediática de este logro histórico ha sido secundaria.

Que la trayectoria y el trabajo de equipos o campeonas como éstas sean visibles, continua contribuyendo a hacer realidad el sueño de muchas mujeres deportistas que siguen relegadas a un segundo plano de reconocimiento social.

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