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Parlamento de Suiza (Imagen de Wikipedia)

El acoso que reciben las mujeres políticas suizas en las cámaras del Parlamento ha sido denunciado reiteradas veces por ellas mismas, que denuncian ahora el acoso verbal que están recibiendo y que afecta de forma clara sus vidas personales.

Las denuncias empezaron en las redes sociales en 2016 cuando las mismas parlamentarias alzaron la voz contra los acosos y el sexismo que sufrían en el lugar de trabajo. La reacción está siendo de acoso cibernético y abuso verbal fuera de los espacios de trabajo, teniendo que lidiar con ataques sobre sus orígenes, opiniones, opciones de vida y comentarios sexistas después de sus intervenciones en el plenario.

Una de las parlamentarias, Jolanda Spiess-Hegglin, ha recibido ciberacoso a raíz de una denuncia que hizo sobre un caso que había sufrido de violación. Hasta un año después la parlamentaria sigue recibiendo ataques en su correo electrónico y por las redes sociales.

Son varias las parlamentarias suizas las que afirman que su participación en la vida política las ha llevado a recibir ataques a ellas y a sus familias. Amanda Gavilanes cuenta a Euronews que, después de aparecer en una entrevista televisiva en 2017 en defensa de las mujeres que usaban burkinis en las piscinas públicas, se produjo una avalancha de acoso en línea en su página de Facebook, donde la llamaron “puta” y “perra“.

Todas ellas lamentan no haber hecho quejas o denuncias inmediatamente, en el momento que han sido atacadas, pues de este modo los ataques se han ido incrementando llegando al punto en que algunas tienen miedo cada vez que van a abrir su correo electrónico por los mensajes insultantes que llegan a encontrarse a diario.

En Suiza todo lo que se refiere a dañar el honor de alguien, como la difamación, la calumnia o los insultos, puede ser una ofensa criminal sobre la cual una víctima puede presentar una queja. Al presentar una queja por acoso cibernético, se debe archivar bajo “daño al honor de alguien” desde el punto de vista criminal. Si esta es porque alguien insulta o difama a otra persona por mensaje instantáneo, se puede presentar una queja sobre calumnias y el uso indebido de las telecomunicaciones. Si el fiscal llega a la conclusión de que los hechos constituyen una ofensa criminal durante el juicio, entonces son libres de dar una orden de condena.

Ante esta situación, feministas como la periodista Spiess-Hegglin fundaron #NetzCourage, una ONG que brinda apoyo a mujeres víctimas de abuso verbal y de discurso de odio en línea. #NetzCourage trabaja particularmente con las mujeres que trabajan en el espacio público, ya sean políticas o activistas, porque son las que están más expuestas al acoso cibernético.

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