
El pasado miércoles día 12 entraba en vigor en Marruecos la Ley para la lucha contra la Violencia de Género que, por primera vez en la historia del país, penalizará con prisión de hasta 6 meses a quienes ejerzan acoso laboral, llegando a 12 si esto ocurre en el espacio laboral, y cuantía económica de hasta 60.000 dirhams (aproximadamente 5.300 euros) para aquellos que agredan verbalmente a las mujeres con insultos machistas. Esta Ley incluye también el acoso callejero, que estará multado hasta con 1000 dirhams (90 euros) por acosar a las mujeres, ya sea a través de actos, gestos de carácter sexual o verbalmente, con fines sexuales, en el espacio público.
Diferentes organismos como Human Rights Watch o Anmistía Internacional, en su momento calificaron esta ley como insuficiente y las asociaciones feministas del país se quejan de que no incluye medidas de acuerdo con los “estándares internacionales” así como las herramientas necesarias para su aplicación. Sin embargo, tal y como recoge Informativos 24 horas en rtve, otras asociaciones y activistas por los derechos y la igualdad de las mujeres en Marruecos, como Saida Idrissi, presidenta de la Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos, siguen considerando positivo que, por fin, exista una criminalización del acoso y su penalización, incluyendo los mensajes de texto telefónicos, emails, vídeos o fotografías de carácter sexual, o con fines sexuales.
El férreo silencio que se impone alrededor de este fenómeno por el miedo que tienen las víctimas a sufrir consecuencias irreparables como ser estigmatizadas socialmente o perder sus trabajos, comenzó a romperse desde hace unos años gracias, en parte, a la introducción de las redes sociales. A través de las plataformas digitales se ha podido visibilizar ante la opinión pública internacional esta problemática como, por ejemplo, lo hacen documentales como “Briser le silence: les marocaines parlant du harcèlement sexuel” (Global Girl Media), a través del cual mujeres marroquíes de diversa índole y condición universitarias, obreras, amas de casa, etc., visibilizan el acoso sexual del que son o han sido víctimas en algún momento de sus vidas.
Una muestra de que la situación viene transformándose desde hace unos años en el conjunto de los países árabes es que, al endurecimiento de las leyes como lo han hecho en Marruecos o Túnez, se une la religión y, según el diario La Razón, en Egipto instituciones como Al Azhar han manifestado públicamente que lo consideran un comportamiento pecaminoso y alejado de la fe islámica.
Aunque queda mucho por hacer, las marroquíes pueden celebrar que la lucha conjunta de las diferentes asociaciones y activistas feministas y pro-derechos humanos sigue avanzando en el camino hacia la erradicación de la violencia de género.
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