Según el informe presentado este viernes por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el número de personas desnutridas ha aumentado a una de cada nueve en el mundo. En total 821 millones de personas, incluidas 121 millones de niñas y niños, de los 134 países en que se ha investigado sobre el hambre.
Las cifras presentadas han sido obtenidas tomando como referencia el término “inseguridad alimentaria” referido a las personas que se encuentran con fuentes de alimentos poco fiables o inadecuadas, y a situaciones que conducen a condiciones de sobrepeso o bajo peso.
Hasta hace poco no se disponía de una medida común de la seguridad alimentaria, ni de datos necesarios para estudiar los determinantes a nivel individual de la inseguridad alimentaria en todo el mundo. Fue a partir de los resultados obtenidos en la investigación llevada a cabo por el mismo organismo en 2014, Voices of the Hungry, que se presentó una medida experiencial, la escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES en inglés), y con ello una manera de recopilar información sobre la adecuación del acceso a los alimentos. Se trata de una herramienta que recoge datos a través de preguntas directas a las personas sobre sus experiencias. De esta forma, a partir de los datos obtenidos, con la escala FIES se consiguió conocer cuántas personas en las diferentes partes del mundo están sufriendo inseguridad alimentaria, así como su distribución y gravedad en cada territorio.
Ahora, según publican los medios sobre este nuevo informe, se ofrecen nuevos datos relevantes, al identificar y examinar los determinantes comunes que se asocian con una mayor inseguridad alimentaria en los 134 países examinados. En total, cinco características -tener bajos niveles de educación, redes sociales débiles, menos capitalismo social, bajos ingresos familiares, y estar desempleado- son constantes en los rankings de desarrollo económico de todos los países. También se destaca la inestabilidad económica provocada por los conflictos, o el cambio climático, como factores que aumentan la inseguridad alimentaria.
Es un primer paso importante para determinar los factores de riesgo en la inseguridad alimentaria y, con ello, definir medidas que consigan la realización efectiva del derecho a una alimentación adecuada para todas las personas.
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