El sistema kafala, aplicado en los países de Oriente Medio, ha sido últimamente objeto de crítica mundial debido a las condiciones injustas a la hora de tratar a trabajadoras migrantes. La base en la que se apoya este sistema marca que el estatus legal de la persona empleada está vinculado a la persona empleadora, dándole así poder a esta última sobre la primera.
Según informa The Guardian, se han formado redes de apoyo que ayudan a mujeres inmigrantes trabajadoras domésticas a escapar de un sistema injusto que no las defiende ante esta situación. Las supervivientes explican que su trabajo carece de las mínimas condiciones, ya que algunas no reciben su salario hace más de tres años, además de los abusos físicos y sexuales que sufren.
Las mujeres que han podido escapar y se han refugiado en estos grupos de apoyo reportan que las mujeres no tienen libertad debido a que su documentación es confiscada y se arriesgan a ser deportadas. Aunque ayudar a las mujeres afectadas implica un gran riesgo, la solidaridad de estas asociaciones -ayudando con dinero, con medicinas y con servicios legales– es un paso en la lucha para conseguir un trabajo digno para todas ellas.
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