Dice la leyenda que, para rescatar a su amada del inframundo, Orfeo consiguió dormir a Cerbero tocando la lira. Aunque dicha hazaña mitológica no se ha probado científicamente, ya hay estudios actuales que han demostrado cómo la música tiene un impacto en nuestras vidas. En anteriores ediciones pudimos ver que, en función de la música que se toca, desarrollamos habilidades diferentes como la de saber improvisar ante un imprevisto o saber ejecutar técnicamente. Ahora, un equipo de investigación del MIT, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, ha probado que tocar música desde una temprana edad ayuda a que los niños y las niñas distingan palabras y mejoren sus habilidades de comprensión lectora y han publicado sus resultados en el artículo “Piano training enhances the neural processing of pitch and improves speech perception in Mandarin-speaking children” [El entrenamiento de piano mejora el procesamiento neuronal del tono y mejora la percepción del habla en niños de habla mandarín].
El equipo del MIT se basó en otros estudios que concluían que hay una relación directa entre la capacidad de distinguir sonidos y la de entender las palabras. Dicho de otra forma, las personas con una mayor conciencia fonológica se enfrentan mejor a una comprensión lectora. Para evaluar cómo aprender a tocar el piano podría influir positivamente en la comprensión lectora de los/as más pequeños/as, se analizó a 75 niños y niñas de entre 4 y 5 años, de una escuela de Pekín, China, dividiéndolos en tres grupos, cada uno de los participaba en actividades diversas: un grupo iba a clases de piano tres veces por semana, otros hacían extraescolares de lectura y el otro grupo no estaba involucrado en ninguna actividad.
El chino mandarín es reconocido por ser una lengua rica en fonemas y cualquier actividad que pueda mejorar la capacidad de comprenderlo supondría una ventaja. Según el estudio, tocar el piano no modificó ni el cociente intelectual ni la capacidad de atención o memoria de las niñas y niños. El grupo que asistía a clases de piano superó al grupo de lectura en relación con la comprensión, pudiendo distinguir entre palabras que únicamente tenían una consonante diferente. El director del MIT subrayó que mediante encefalogramas pudieron observar la actividad cerebral de los y las participantes en el estudio, corroborando que el grupo que iba a clases de piano mostraba una respuesta cerebral superior ante sonidos diferentes.
En conclusión, educar el cerebro para poder desarrollar de manera más eficiente el lenguaje es posible y la música, concretamente tocar el piano, ofrece esta posibilidad. Que las escuelas incluyan un programa de extraescolares para tocar el piano podría dar oportunidades a todas las niñas y todos los niños a aprender más y mejor, con un futuro orientado a la música o a cualquier otra pasión que tengan.
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