The Guardian ha publicado recientemente un documental titulado “The Trap: the deadly sex-trafficking cycle in American prisons”, donde se denuncia la vulnerabilidad de las mujeres encarceladas que son captadas por redes de trata de explotación sexual, en las prisiones de Estados Unidos. A través del relato de Niki y Marion, dos supervivientes de trata, se destapa cómo los traficantes aprovechan los datos personales de las encarceladas para iniciar el contacto mediante el envío de dinero, cartas y otro tipos de contactos, para asegurar, una vez que salgan de la cárcel, su entrada en el circuito de explotación sexual.
Niki relata que, siendo menor de 14 años, su primera relación afectivo sexual fue con un chico de 24 años que la obligó a mantener relaciones sexuales con sus amigos, lo que la llevó a iniciar su adicción para escapar de la cruda realidad. De ahí entró en una red de prostitución que la llevó finalmente a prisión. Sin embargo, Niki ahora tiene una familia, y se dedica de una forma voluntaria a ayudar a mujeres que se encuentran en la situación en que estaba ella y ha abierto un centro de acogida, el único de su localidad dedicado a protegerlas. También es voluntaria de la prisión, acude al centro para establecer charlas de prevención con otras presas, compartiendo su experiencia sobre cómo identificar a los tipos que pretenden engañarlas con estrategias machistas, aprovechándose de la soledad que muchas sienten. A partir de sus charlas, como se puede ver en una escena, algunas presas identifican esas mismas estrategias a través del diálogo, desmontan a los “john” y sus engaños, tal como recoge una de las presas: “Esta conversación me ha ayudado a abrir mi mente y reconocer que esto me ha pasado a mí” (minuto 12.28).
Marion comparte una trayectoria similar a la de Nikki. Sufrió violencia machista por parte de su marido, hecho que le llevó a la drogadicción y, finalmente, a ser captada para una red de prostitución. Tuvo que dejar sus hijos a sus padres, pero una vez detenida, en prisión, aprovechó los recursos que en esta cárcel sí había para escapar de las redes de trata. Después de años, Marion ha podido reconstruir su vida junto con su familia, ayuda a muchas otras mujeres, como cuenta su hija mayor, y actualmente trabaja en la Oficina del Sheriff de Cook County.
En el documental, también salen testimonios de trabajadores/as de los centros explicando cómo habían detectado esta situación de vulnerabilidad de las mujeres presas en manos de redes de trata y cómo se aprovechan de su encarcelamiento para afianzar su “trampa” cuando salen, cayendo en manos de proxenetas. Una de ellas, denuncia que, a pesar de avisar a todos sus supervisores, nadie hizo nada, su denuncia quedaba en saco rato. Por eso, este documental de investigación de The Guardian, seguramente contribuya a visibilizar esta realidad, y ayude a replantear nuevos servicios efectivos que ayuden a romper el silencio, ofrezcan alternativas reales y así otras mujeres puedan reconstruir su vida, como han hecho Niki y Marion.
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