Hay muchas y muy diferentes maneras de contribuir a la inclusión de las personas refugiadas en los países de acogida. Y hacerlo a través de la cocina es, sin duda, la más sabrosa.

La 3ª edición del Refugee Food Festival este año ha arrancado en más de 14 ciudades de todo el mundo. Cien restaurantes de ciudades como Nueva York, Atenas, Madrid y Bruselas, entre otras, están abriendo sus cocinas a cocineros y cocineras refugiadas con el objetivo de cambiar las percepciones que pueda tener la ciudadanía, a la vez que se ofrece a los clientes  la posibilidad de degustar nuevos sabores.

Lo impulsa Food Sweet Food Association con el apoyo de UN High Committee for Refugees (UNHCR). Gracias al methodology kit que han elaborado, la experiencia es transferible a cada vez más ciudades y contextos. Lo único que hace falta para conseguirlo es la implicación de la ciudadanía y los restaurantes del lugar.

En Madrid ya han sido un total de ocho restaurantes los que, entre el 19 y el 24 de junio, han abierto sus cocinas a la integración ofreciendo sabores típicos de Camerún, Siria, Sudán, Egipto y Venezuela e incluso fusionando sabores sirio–vascos.

Esta asociación, además, pretende dar un paso más con el festival y también vela por la integración profesional de las personas que participan, a través de servicios de catering, de talleres, conferencias y otros eventos.  

Este tipo de iniciativas demuestra que visibilizar el potencial que tienen las personas refugiadas, no sólo las beneficia a ellas directamente ofreciéndoles posibilidades de integración, sino que también beneficia a la cultura que las acoge, enriqueciéndola y dándole un poco más de sabor.  

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