En un lugar como Kenia, donde hay 50 millones de habitantes, la profesión de bombero y bombera está cada vez más valorada, moralmente hablando, pues una persona bombera gana solamente 200 dólares al mes.
Sin embargo, en Kenia hay 900 personas que se dedican al campo, entre las cuales se encuentran cada vez más mujeres. El Ministerio de Asuntos Exteriores polaco contribuyó a la formación en estrategias de rescate de bomberos y bomberas gracias a los instructores e instructoras del Centro Polaco de Ayuda Internacional.
La bombera keniana, Zipporah Nganga, declaró en Euronews ejercer de bombera era su pasión así como ayudar a los demás. Pero ser bombera resulta todo un desafío para las mujeres kenianas, y no solamente físico. Que las familias de estas mujeres las apoyen en su proceso les permite llegar más alto y superarse a ellas mismas y superar muchos estigmas sociales.
De alguna manera, los bomberos y las bomberas son vistos como héroes y heroínas locales, pero ahora las mujeres que deciden ser bomberas en esta comunidad son también heroínas de su propia historia.
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