El colectivo ciudadano La Libertad es su Derecho ha reclamado a la Unión Europea que tome medidas para forzar la liberación de cincuenta mujeres saharauis retenidas contra su voluntad en los campamentos de Tinduf, en Argelia. Mujeres –y también algún hombre- que llegaron a España hace años gracias al programa Vacaciones en Paz, y que fueron acogidas por familias españolas, y en algunos casos, adoptadas. Muchas fueron después secuestradas y se encuentran retenidas contra su voluntad por sus familias biológicas, en tierras argelinas.
Niñas y mujeres se enfrentan en estos campamentos a situaciones de maltrato y violencia de género por parte de los hombres, que se consideran sus dueños y deciden sobre ellas de manera impune, llegando a casos como forzarlas a matrimonios o agredirlas sistemáticamente, tanto física como psicológicamente, según apunta ACNUR.
Sus familias de acogida o de adopción españolas, a través del colectivo, han recibido el apoyo de la Comisión de Derechos de la Mujer y la Igualdad de Género (FEMM) del Parlamento Europeo en una conferencia en la Eurocámara, en la que instan a los gobiernos a actuar en defensa de los derechos y libertades de estas mujeres y a presionar al Frente Polisario para lograr su inmediata liberación, según informa La Vanguardia.
Ante el silencio y el olvido de las instituciones, de nuevo se ha escuchado en las paredes de Europa la voz de los que no las olvidan. Según Elisa Pavón, presidenta y portavoz de La Libertad es su Derecho, ya es hora de que se pase de las palabras a los hechos.
Un documental realizado por este colectivo recoge las experiencias de dos de estas mujeres, que han vivido cinco años en estos campamentos. Un valiente testimonio que refleja la realidad de muchas otras que todavía están allí, presas entre dos mundos. Jadama y Sukeina, sus protagonistas, cierran este documental con palabras llenas de esperanza dirigidas a todas las mujeres que siguen allí, privadas de libertad:u Que luchen, que sigan luchando por esos sueños que tienen de volver aquí. Que no desistan, y que, ante todo, no pierdan la esperanza, porque esa esperanza es lo único que les queda a sus familias de aquí para que sigan luchando por ellas.
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