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Según la evidencia existente, el ciberacoso es una de las formas más extendidas de violencia interpersonal online entre los y las jóvenes. Algunos estudios sugieren que casi el 75% de adolescentes en edad escolar han sufrido acoso cibernético al menos una vez al año. Esto representa sin duda un problema de salud pública. En este contexto, recientemente, los investigadores Caitlin Elsaessera, Beth Russellb, Christine McCauley Ohannessianc y Desmond Pattond publicaron en la revista Agression and Violent Behaviour el artículo “Parenting in a digital age: A review of parents’ role in preventing adolescent cyberbullying”, en el cual revisan la relación existente entre los estilos de crianza familiar (concretamente, lo que los autores y autoras llaman «la calidez de los padres» versus el control de éstos) y el ciberacoso de los y las adolescentes -pudiendo ser éstos tanto víctimas como perpetuadores. 

La metodología utilizada en la investigación consistió en una revisión sistemática de literatura publicada antes de 2016 en relación con el ciberacoso y la crianza, partiendo de una serie de palabras clave (e.g.: “cyberbullying,” “cybervictimization,” “cyberbanging,” “bullying,” “victimization,” and “interpersonal violence.”), y considerando los estudios que analizaban el caso de niños, niñas y jóvenes de entre 10 y 18 años. Las bases de datos consultadas fueron Science Direct, PsycInfo, PubMed, SCOPUS, Medline y Google Scholar.

Los resultados de la revisión de la literatura señalan que la efectividad de la mediación parental en la tecnología, siendo ésta una forma específica de monitoreo, depende de la forma como se haga esta mediación. Aquellas estrategias de mediación que se centran en el control de los padres/madres hacia sus hijos/as, como puede ser la restricción en el acceso a Internet, están relacionadas de forma débil con la perpetración y victimización por ciberacoso de los y las jóvenes. Por otro lado, aquellas estrategias de mediación que son de naturaleza más colaborativas (por ejemplo, la mediación evaluativa y el uso compartido) están más estrechamente relacionadas con la perpetración y la victimización por ciberacoso. Cuando hay un estilo de crianza más relacionado con la calidez, la evidencia sugiere que hay relación positiva con un menor riesgo tanto de ser víctima como de ser perpetuador de ciberacoso. Señalan Elsaessera y sus colegas que, aunque la literatura que analiza la relación entre los estilos de crianza y el acoso cibernético es aún escasa, la evidencia sugiere que un estilo de crianza ligado a la autoridad (“autoritativo”, es decir, que la ejerce), que combina altos niveles de calidez y a su vez de control, se asocia con una menor perpetración de acoso cibernético.

Con todo, la evidencia encontrada en esta investigación subraya que aquellos padres y aquellas madres que trabajan en colaboración con sus hijos e hijas adolescentes para ayudarles a navegar de manera segura en Internet tienen más probabilidades de proteger contra el acoso cibernético que aquellos que utilizan estrategias basadas en la restricción, sin contar con la participación de los jóvenes. Esto, teniendo en cuenta que los y las jóvenes utilizan un lenguaje a la hora de comunicarse por las redes que es muchas veces diferente al de los padres y madres. Además, cabe tener en cuenta que, por multitud de razones, los jóvenes rara vez informan a sus padres sobre si sufren ciberacoso. De aquí la necesidad de fomentar la implementación de programas de intervención que enseñen a las familias sobre cómo discutir abiertamente sobre el ciberacoso para avanzar no solo en la prevención sino también en la posible detección temprana.

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