Este sábado 2 de junio tuvo lugar en la Casa del Mar de Barcelona la VI Jornada de la asociación Homes En Diàleg (Hombres En Diálogo) bajo la temática “Delante de las agresiones, ¿cómplice o upstander?”. Cabe destacar que la creación de espacios de diálogo, la presentación de nuevos modelos de masculinidad, las charlas a centros educativos,  de la asociación, así como las ponencias, están basadas en las evidencias científicas, lo que es un elemento clave para superar la violencia de género.

Durante la primera parte del evento, el profesor  de la Universidad de Barcelona, Antonio Madrid, empezó distinguiendo dos términos: bystander, que es aquella persona o institución que observa pero no actúa, y upstander que, por el contrario, es aquella persona o institución que no solamente observa sino que interviene en una situación de injusticia. “A veces, partimos de un punto: que todos los hombres son iguales, como se suele decir. No es cierto, no todos los hombres son iguales ni todas las mujeres son iguales. No todas las personas son iguales; tenemos que ir con cuidado con estas generalizaciones”, dijo en su ponencia.

En el evento se hizo hincapié en las Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM), es decir, ese modelo alternativo que interviene en situaciones de violencia de género y eso no les hace perder el atractivo. Tal y como expresó el propio Antonio Madrid, “Se puede intervenir contra la violencia de género y ser atractivo, intervenir no te hace ser un pagafantas”. Aún así, todavía hay hombres que no son violentos, pero siguen observando, sin atreverse a actuar. En lugar de eso, les ríen las gracias a los chistes machistas, racistas, homófobos, etc. La cuestión es que, en estos casos, “las personas somos y tenemos que ser parte de la solución, no hay neutralidad”.

El nuevo modelo upstander rechaza la pasividad, la indiferencia, que al fin y al cabo se convierte en consentimiento. Para la afrontación de situaciones de violencia de género, uno de los elementos importantes es que la violencia pierda atractivo y que dicho atractivo resida en el mismo rechazo de la violencia. Así mismo, si a nivel individual aceptamos que no es responsabilidad nuestra, damos lugar a una individualización y la responsabilidad colectiva se disuelve. En este punto, A. Madrid dejó caer una pregunta: “delante de esta disolución de responsabilidad, ¿qué concepto tenemos entonces de la violencia de género?” Ser parte de la solución tiene que ser un modelo atractivo, no visto como un castigo, pues estos modelos contribuyen a la construcción de relaciones afectivo-sexuales más sanas e igualitarias. La persona o institución (una universidad, por ejemplo) upstander interviene hablando, actuando, no riéndose delante de chistes machistas, etc. “Pero, ojo,”, recalca, “upstander no es paternalismo ni vigilancia ni dominación sobre la otra persona. Siempre se respeta la libertad de cada persona y una involucración puede transformar un trabajo colectivo más igualitario, pero sin ser superior a nadie.”

También se habló sobre la construcción de espacios colectivos más igualitarios y se pusieron ejemplos de universidades que han llevado a cabo este modelo upstander en cuanto a institución, como las universidades de Stanford y Harvard. Este modelo lanza un mensaje y puede ser una estrategia de lucha, de transformación, de mejora, que tiene fundamentos teóricos y prácticos; es un acto social e institucional. Hay instituciones que revictimizan a la víctima, en el ámbito universitario, por ejemplo. Para estas instituciones se lanza una propuesta que aún no ha sido desarrollada: que el empleado o empleada público tenga la obligación de comunicar -y no de denunciar, para respetar la voluntad y la intimidad de la víctima- cualquier indicio de violencia de género del que pueda tener conocimiento y la institución debe moverse. Ante todo, upstander es un modelo dialógico de convivencia y la libertad la construimos colectivamente. “La actitud propia frente a la violencia de género es tener una valentía colectiva para rechazar el silencio delante de situaciones de injusticia”, finalizó el ponente.

En la segunda parte del acto, participaron el criminólogo y sargento de la Guardia Urbana de Badalona, Blas Ortuño, Andreu Cabrero y Marcos Castro, miembros de Homes En Diàleg, y Guillermo Lergorburo, miembro del Grup d’Homes Tagore

Blas Ortuño tiene 28 años de experiencia en el sector policial y está investigando sobre cómo puede contribuir la policía en la prevención de la violencia de género. Explicaba que la situación ha cambiado muchísimo en los últimos años, pues antes del 2004 y incorporación de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, dicha violencia no estaba contemplada como delito. El maltrato, fuera psicológico, económico, etc., en el ámbito del hogar estaba normalizado y tampoco se contemplaba la agresión sexual dentro de una pareja. Antes de 2004 era delito sólo si eran lesiones graves. Ahora, en cambio, hay más concienciación y muchas personas policías han pasado a ser upstanders de forma voluntaria y hay un cambio en la cultura policial. Ortuño insiste en la lucha contra la doble victimización, en la preferencia de atención a todas aquellas víctimas que acuden a denunciar situaciones de violencia machista, que estas mismas no tengan que explicar el relato a todos los policías sino únicamente al que las vaya a atender, y que se dé la asistencia a niños y niñas en las comisarías. También recalca la necesidad de formación específica sobre violencia de género en el cuerpo policial y la asistencia psicológica ante estos casos, así como el posicionamiento ante el comportamiento de la víctima, que a veces puede ser confuso y que se ponga de parte del agresor. En este caso, dice Ortuño, “no hay que tomárselo como algo personal”.

También se pusieron varios ejemplos sobre cómo los chicos pueden posicionarse frente a otro que ejerce dicha violencia. Por ejemplo, el cantante de la banda de heavy metal “Architechs”, Sam Carter, que paró un concierto porque vio acoso a una chica del público y echó al agresor, o una situación en la que una chica está esperando al bus y están dos chicos detrás. Uno de los chicos hace un comentario machista y el otro le llama la atención, diciendo que la deje tranquila para, seguidamente, preguntarle a la chica si está bien. O el festival Primavera Sound, en el que hay un protocolo contra las agresiones sexuales.

Finalmente tuvo lugar el cierre con el presidente de la asociación, Joan Cabré, y Carles Macian, adjunto de la Secretaría de Igualdad, Migraciones y Ciudadanía de la Generalitat de Catalunya, que recalcó que el contenido que consumimos influye en nosotros y nosotras, y podemos influir a mejor con estos nuevos modelos en todos los ámbitos en los que haya jóvenes y niños y niñas.

Estas son algunas formas de actuación frente a situaciones de violencia de las que la juventud se debe concienciar. Si bien existe un modelo de Nuevas Masculinidades Alternativas, es necesaria también la transformación de los modelos para que chicas y chicos puedan vivir de forma respetuosa, libre, igualitaria y apasionada.

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