
Leonor López de Córdoba nació en Calatayud, en la casa de su primo el rey Pedro I de Castilla. A los siete años fue prometida a Ruy Gutiérrez de Hinestrosa, según la costumbre legal del momento.
Enrique II traicionó a su familia, fueron apresados y mandó matar al padre de Leonor. Ella presenció el acto; la encarcelaron con su prometido, dos de sus hermanos y otros parientes. Fue puesta en libertad ocho años después.
Posteriormente, Leonor pasó a ser valida o mujer de confianza de la reina de Castilla Catalina de Lancaster. El cargo le daba poder, ya que la reina delegaba en ella trabajo y decisiones del reinado. Así, al lado de Catalina de Lancaster, que fue regente desde 1407, Leonor gobernó el país hasta 1412, año en el que fue sustituida por Inés de Torres.
Leonor regresó a Córdoba, donde disfrutó de la relación con poetas. Al estar presa entre los ocho y los dieciséis años, no tuvo preceptores que le inculcaran los estereotipos de género femenino propios de la época, ni el modelo que defendían los pedagogos misóginos, que enseñaban inferioridad a las niñas, ni tampoco el modelo igualitario que estaban poniendo de moda los humanistas, que enseñaba a las niñas a parecerse lo más posible a los niños.
A la edad de cuarenta años dictó sus Memorias, su autobiografía, con la intención explícita de que su versión de la verdadera historia de su vida perdurara en la memoria de la gente.
Describe con precisión y belleza acontecimientos de su tiempo como las epidemias de peste de 1374 y 1400 o algunas consecuencias del asalto a la judería de Córdoba en 1391, también las relaciones derivadas de la convivencia con la familia, la enfermedad y la pobreza, sus reflexiones y preocupaciones.
Las Memorias son un relato de sus extraordinarias vivencias. Terminan con la muerte de su hijo mayor, pero ninguna alusión a la etapa brillante de valida de la reina ni su caída en desgracia.
Su estilo es libre, escueto y certero, adecuado a la expresión de los sentimientos más dispares y de la más variada intensidad, sentimientos que van de la dulzura a la ira, del amor a la desesperación, de la piedad al horror, de la incertidumbre a la visión y a la confianza.
La libertad de decir y la originalidad de esta autora son fruto de sus talentos y de la educación que recibió en la infancia.
Con sus Memorias inauguró el género literario de la autobiografía, en el siglo XV.
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