En noviembre del 2017 la revista científica de acceso abierto, y en la actualidad una de las más citadas a nivel mundial, PLOS Medicine, abrió una de sus colecciones dedicadas a la trata, la explotación y la salud [Trafficking, Exploitation and Health]. La finalidad de esta colección es proveer evidencias científicas que contribuyan a abordar el tema de la trata y la explotación de personas desde una perspectiva de la salud pública a nivel mundial, haciendo énfasis en la prevención.
En dicha colección se han publicado ya diferentes investigaciones abordando el tema de la trata y la explotación, desde la perspectiva de la salud ocupacional, de niños, niñas, adolescentes y mujeres. El artículo “Human Trafficking and exploitation: A global health concern”, escrito por Cathy Zimmerman y Ligia Kiss, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine (Reino Unido), es el artículo introductorio de dicha colección.
Tal y como se ha tratado en artículos previos, la trata de personas supone una violación de los derechos humanos. El Protocolo de las Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños (más conocido como la Convención de Palermo, 2000) define la trata de personas como: “la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación”.
Comentan Zimmerman y Kiss que en términos de prevalencia, en línea con otros problemas de salud mundial tales como las aproximadamente 35 millones de personas con VIH o el millón de niñas menores de 15 años que dan a luz cada año, según las estimaciones existentes anualmente 40,3 millones de personas son víctimas de trata de seres humanos. Esto revela la magnitud de este grave problema a nivel mundial. Así, teniendo en cuenta que la trata de personas tiene implicaciones generalizadas para la salud mundial, las autoras proponen que estos abusos, así como también de forma más amplia la explotación laboral, deben ser tratados desde la prevención. Si bien los esfuerzos se han concentrado en abordar la trata con fines de explotación sexual desde una perspectiva legal, el contexto actual de la movilidad y el trabajo precario no hace más que fomentar la explotación laboral. Así, tanto hombres y mujeres como niños y niñas son víctimas de trata con diferentes fines, incluidos el servicio doméstico, el trabajo agrícola y de plantación, la pesca comercial, el trabajo en fábricas textiles, en la construcción, la minería, la explotación sexual o el tráfico de lo que se conoce como “petty crime” (crímenes menores) (Zimmerman & Kiss, 2017, p. 2).
En este marco, según Zimmerman y Kiss, para contribuir a evitar que las personas con proyectos migratorios sean posibles víctimas de explotación necesitamos también evidencias sobre lo que ellas llaman los “determinantes de la explotación” y de los factores que promueven unas trayectorias migratorias más seguras y un trabajo más decente. Más allá de esto, la investigación necesita también proveer marcos teóricos o políticos que permitan analizar específicamente las formas en que los factores individuales, grupales y estructurales influyen en la explotación y la salud a lo largo de la trayectoria migratoria (Zimmerman & Kiss, 2017, p. 4). Esto servirá posteriormente para llevar a cabo intervenciones basadas en evidencias.
Con todo, Zimmerman y Kiss concluyen que avanzar hacia un enfoque de salud pública a nivel global en el tratamiento de la trata de personas (y por ende preventivo), requiere que las iniciativas orientadas a hacer frente a este problema cuenten con la colaboración de los y las profesionales del sector de la salud. Acabar con la trata de personas requiere atacar y romper las redes de delincuencia organizada que operan a nivel mundial, y, por lo tanto, incidir en la demanda. Por otro lado, trabajar para prevenir que las personas caigan víctimas de estas redes requiere el trabajo coordinado de múltiples actores, desde la sociedad civil, los gobiernos, otros actores institucionales en diferentes niveles, la comunidad científica internacional y el sector privado.
Desde el Diario Feminista celebramos iniciativas como la de PLOS Collections, centrada en ofrecer evidencias al alcance de todos y todas sobre cómo trabajar desde la salud pública la prevención de la trata de seres humanos.
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