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Se calcula que el ser humano contiene 100 billones de células de microbios, el 90% del total de nuestro material biológico. Esta abundante selva microscópica es lo que se conoce como el microbioma humano.

El microbioma humano comprende un rico ecosistema de microbios que son esenciales para la salud y la fisiología humanas. En un cuerpo adulto, la microbiota que habita en cada sitio del cuerpo se caracteriza por una estructura y función distinta. Por ejemplo, en el tracto gastrointestinal, los microbios producen y modifican numerosos compuestos biológicamente activos, mientras que los microbios de la especie Lactobacillus se encuentran principalmente en la vagina con la función de mantener un pH vaginal bajo. En los últimos años la importancia de la microbiota en la salud humana ha ganado interés después de descubrir su relación con enfermedades autoinmunes, la obesidad, o el cáncer gastrointestinal.

Además, las consecuencias del tipo de parto (cesárea vs vaginal) en la microbiota del recién nacido han sido motivo de discusión en la comunidad científica mundial. Debido al aumento de enfermedades alérgicas y autoinmunes de los recién nacidos se ha debatido extensamente su posible asociación con la mayor tasa de partos por cesárea en todo el mundo. Es por ello que el grupo de investigación liderado por la doctora Kjersti Marie Aagaard, del Bayor Collage of Medicine en Houston (Texas, USA), ha estudiado las diferencias de las comunidades microbianas entre neonatos de parto vaginal y cesárea.  

En el artículo publicado en la revista Nature Medicine, se muestra cómo, en algunas zonas del cuerpo de los recién nacidos, la composición de las comunidades microbianas varía en función del tipo de parto. La población microbiana del neonato en los orificios nasales, la piel y la cavidad oral difiere significativamente entre cesárea vs vaginal. En el caso del parto vaginal, la vagina y la piel de la madre parecen contribuir de manera equitativa en la población microbiana del neonato, mientras que en un parto por cesárea es la microbiota de la piel de la madre la principal en poblar el neonato, sin estar presente la microbiota vaginal. Contrariamente, la microbiota intestinal parece no verse afectada por el tipo de parto. Ésta última está principalmente determinada por la alimentación de la madre durante la gestación y la lactancia.  

Adicionalmente, el grupo de investigación liderado por la doctora Kjersti Marie Aagaard observó la evolución de la comunidad microbiana en infantes con 6 semanas de vida. Curiosamente, demostraron que en ese momento la estructura y función de la comunidad microbiana se había expandido y diversificado significativamente, de modo que ya no existían diferencias significativas entre ambos grupos de recién nacidos. Los recién nacidos por cesárea ya tenían una población de microorganismos tan diversa como aquellos nacidos por parto vaginal.  

Con este trabajo, por primera vez queda clarificado que el tipo de parto puede tener un efecto inmediato en la población microbiana de ciertas zonas del cuerpo del neonato, pero que esto no es definitivo. Los microorganismos en nuestro cuerpo crecen y se diversifican de forma muy rápida y, a la larga, la evolución de las comunidades microbianas depende mucho más de nuestro entorno que de si hemos nacido por parto vaginal o cesárea. 

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