Más allá de videojuegos, la arqueología ha contado con la audacia y talento de muchas mujeres cuyas aportaciones han permitido conocer mejor nuestro pasado e inspirado la aventura del conocimiento.

La arqueóloga británica Margaret Murray  fue la primera profesora de arqueología del Reino Unido. Su capacidad la llevó a formar parte de uno de los grupos de egiptólogos más famosos de la historia.

Gertrude Bell, fue la segunda mujer en graduarse de la Universidad de Oxford. Sus exploraciones en Oriente Medio le valieron para ser considerada una de las principales europeas expertas en cultura árabe.

Gertrude Carton Thompson, dirigió en 1929 una excavación realizada enteramente por mujeres.  Sus técnicas de escrutinio minucioso del suelo y la observación revolucionaron  la forma en que los sitios eran estudiados. En su equipo participó Kathleen Kenyon que fue nombrada Dama de la Orden Imperio Británico en 1973 por sus logros arqueológicos y académicos. Con Kenyon trabajó Honor Frost  pionera en arqueología subacuática, líder de la expedición que descubrió el palacio perdido de Alejandro y Ptolomeo en el puerto de Alejandría.

Dorothy Garrod, arqueóloga paleolítica, consiguió la primera evidencia de la Edad de Piedra Media y Gundrun Corvinus fue parte del equipo que descubrió a “Lucy”, ancestro humano de 3,2 millones de años, así como otros sitios paleolíticos que representan la evidencia arqueológica más antigua del mundo.

La estadounidense Theresa Singleton impulsó la arqueología histórica en América del Norte recibiendo en 2014 el Premio J.C. Harrington de la Sociedad de Arqueología Histórica, el más alto honor de la organización, por sus contribuciones al campo.

Actualmente, arqueólogas como Claire Smith, presidenta del Congreso Mundial de Arqueología del 2003 al 2014, continúan empoderando a las mujeres en esta maravillosa ciencia.

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