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Una vez más, el presidente de China y secretario general del Comité Central de Partido Comunista, Xi Jinping, ha mostrado sin ambages el colmo del cinismo de que es capaz. Con ocasión de cumplirse el pasado día 5 de este mes los doscientos años del nacimiento de Carlos Marx, organizó en el Palacio del Pueblo un homenaje al pensador, economista, sociólogo, periodista. Más lejos, en Alemania, también se le recordará con diversos actos, en especial en Tréveris, ciudad en la que nació. Y asimismo se hará en otros lugares del mundo, con la diferencia, respecto de China, de que no se alardeará cínicamente de comunismo, como ha hecho Xi Jinping.  

Llevar a cabo la ceremonia en el llamado Palacio del Pueblo ya implica descaro desde un principio, al haber sido aplicado el vocablo Pueblo a un recinto siempre acaparado por los dirigentes del país. Descaro al que se suma, en la ceremonia en cuestión, la presencia de un enorme retrato de Carlos Marx colgado en la pared detrás del estrado en que Xi Jinping dominaba a la concurrencia. Impertérrita por fuerza, la imagen de Marx tuvo que soportar las palabras del presidente chino invocando su legado en el sistema político y económico vigente.

El de la dictadura del proletariado suplantada por la dictadura no ya de un partido sino de un hombre que se ha dotado de poder indefinidamente. El de la sociedad igualitaria propugnada por el marxismo viéndose atropellada por una desigualdad en la cual el 1% de la población detenta un tercio de la riqueza total. De hecho, Xi Jinping podía haber proclamado que China ya tiene más multimillonarios que los Estados Unidos. No lo hizo, por supuesto, pero es sabido.

Cualquier país, cualquier organismo, asociación, universidad puede homenajear a Carlos Marx como el mejor analista del sistema capitalista. Ninguno puede jactarse de haber mejorado el mundo ateniéndose por entero a la teoría marxista. Alcanzado el siglo XXI, se hace patente que, tal como escribe Erik Olin Wrigth, si bien “la teoría marxista se refiere a la capacidad creciente de la clase obrera para enfrentarse al capitalismo, esta capacidad ha venido disminuyendo en las sociedades capitalistas desarrolladas”. Sí, disminuye en las desarrolladas, en tanto que se trata de una capacidad nula en la China en crecimiento.

Neta dictadura capitalista al amparo de una denominación falsaria como es la de República Popular China. No es en absoluto popular, y precisamente por eso, el pueblo chino no se levanta para protestar por el hecho de que se tome el nombre de Carlos Marx en vano.

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