Se acerca el verano y debemos protegernos de los rayos nocivos del sol. Para ello hay que desmontar los falsos mitos existentes y basarse en evidencias científicas que pueden salvarnos la vida previniendo un cáncer de piel o la ceguera, entre otros males que puede causar una exposición al sol sin la protección necesaria.
De acuerdo con la Academia Americana de Dermatología, lo recomendable es aplicarnos crema todos los días el año, debido a que hasta un 80% de los rayos ultravioletas (UV) penetran las nubes y pueden afectar nuestra piel. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niveles de radiación solar se determinan por varios factores como la elevación de sol (más elevado, más radiación UV), la altitud (la radiación UV aumenta un 4% por cada 300 metros que incrementemos la altura a la que nos encontramos), la capa de ozono (más grosor, más protección y absorción de los rayos UV) o cómo se refleja el sol en la tierra (la nieve refleja el 80% de la radiación, la espuma del mar, un 25% y la arena seca, un 15%), entre otros. Esto implica que los mitos como “en el agua no me quemo” o “en la nieve no hace falta echarse crema” son falsos y sí que debemos protegernos. Otro dato curioso recogido en la Guía de la OMS es que, hasta medio metro debajo del agua, los rayos ultravioletas tienen un 40% de intensidad.
Pero, ¿es suficiente con sólo echarnos crema solar? Debemos informarnos muy bien, fijarnos en fuentes científicas y consultar con nuestro médico qué tipo de precaución adicional podemos utilizar contra los rayos UV. Varios estudios ofrecen soluciones, pero debemos leer la “letra pequeña” también, o sea, los efectos secundarios que implicarían.
Por ejemplo, según un artículo publicado en The England Journal of Medicine, la nicotinamida es una forma de la vitamina B3 que reduce en un 23% el riesgo de padecer cáncer de piel, determinando que esta vitamina protege de los daños que la exposición al sol podría causar. Dado que su uso debe ser continuado para una protección eficiente, su consumo debería ser prescrito por el personal profesional de la salud. Otro ejemplo son algunos otros estudios que han determinado que el consumo de aspirina o ibuprofeno durante largos periodos de tiempo podría reducir entre un 18% i un 43% el riesgo de un melanoma, pero la exposición prolongada a este tipo de medicamentos provoca úlceras. Además, en los dos casos antes mencionados abusar de determinados medicamentos tiene consecuencias graves para la salud.
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