Ángela Ruiz Robles nació en Villamanín (León), en 1895; fue maestra y publicó varios libros didácticos sobre ortografía, gramática, taquigrafía; así hasta dieciséis.
Pero a esta maestra le apasionaba inventar. Si nos preguntaran quién inventó el libro electrónico, sin duda responderíamos que fue Michael Hart; en 1971. Sin embargo, en 1949 Ángela Ruiz Robles presentó una patente de su libro mecánico. La idea surgió de su aspiración por facilitar el aprendizaje, aligerar el peso de las carteras y de su convicción de la necesidad de transformar la educación tradicional basada en la memorística en una enseñanza interactiva y razonada.
Sus diseños son únicos en el mundo y en su época, ya que anticipó con sus proyectos e ideas las prestaciones y diseño de los soportes de lectura que hoy día conocemos.
Su pasión por hacer llegar el conocimiento a todas las personas hizo que quisiera mejorar este primer libro, de modo que en 1962 patentó el prototipo de Enciclopedia Mecánica. La enciclopedia mecánica era una máquina pequeña, portátil, de poco peso. Se podía colocar de forma horizontal o vertical; y ella misma la calificaba como ideovisual, didáctica e interactiva, con textos que relacionaban ideas, lo que hoy denominamos hipertextos.
Contenía abecedarios, textos en varios idiomas, contenidos de clase estructurados de forma lógica, llenos de gráficos, dibujos y espacios para escribir y dibujar. Cada asignatura se cargaba en la máquina con una especie de cartucho de material de plástico duradero. Girando el tambor, se iban desarrollando los contenidos que, para poder ser estudiados con poca luz, podían ser iluminados artificialmente, lo que facilitaba el aprendizaje al alumnado con problemas de visión.
Algunos contenidos podrían estar impresos en tinta luminiscente para que se pudieran leer incluso de noche; se menciona también el sistema de aumento para el tamaño del texto. Daba soporte para que otros maestros añadieran sus propios materiales. Una biblioteca sin apenas ocupar espacio.
Es cierto que sus libros mecánicos no sirvieron de modelo para posteriores tecnologías, ya electrónicas, pero es indudable que se adelantó a su tiempo y preconizó la llegada de los libros electrónicos.
Aunque su sueño de comercializar el libro mecánico no se cumplió, obtuvo la distinción de Alfonso X El Sabio en reconocimiento a su carrera profesional; medalla de oro en la Exposición Nacional de Inventores Españoles; y la medalla de plata en la Exposición Internacional de Inventores de Bruselas.
Actualmente le ha llegado otra distinción, pues desde 2006 el Museo Pedagógico de Galicia, en Santiago de Compostela, dispone de la Enciclopedia Mecánica para su exposición.
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