El pasado 2 de marzo, en la Casa Árabe de Madrid, la Plataforma Ciudadana Contra la Islamofobia (PCCI) presentó el Informe Anual Islamofobia en España 2017.
Para Isabel Romero, vicepresidenta de la PCCI, “tras cuatro informes anuales, la evolución no es negativa; sin embargo, los incidentes online se multiplicaron exponencialmente y los datos representan solo parte de la realidad”.
Según Bárbara Ruiz, coordinadora del Informe, de un total de 546 incidentes islamófobos, 160 ocurrieron en la calle y 386 en medios de comunicación y online. Los datos procedían de las denuncias de las personas agredidas o discriminadas; personas que, por su aspecto, religión, origen, apellido, se las relacionaba con el islam. Además, se registraron y verificaron noticias de incidentes aparecidas en los medios.
Entre los delitos e incidentes estaban la difamación y la calumnia (31,87%), la discriminación y negación de derechos (17,58%), el acoso y hostigamiento (11,72%), los bulos y noticias falsas (10%) o los daños a la propiedad y la agresión física (7%).
En cuanto a las víctimas, el islam en general ocupa el primer lugar (48%). Especialmente llamativo es el hostigamiento a las mujeres (21%), frente a los actos contra hombres (8%). Para la PCCI, la mujer sufre una doble discriminación, por ser mujer y musulmana. Las mezquitas (7%), los menores (4%) e incluso personas no musulmanas (4%) que por su aspecto lo parezcan, también se encuentran entre las víctimas.
Los perfiles de extrema derecha, aislados u organizados (29% y 14%), son los atacantes más frecuentes. Los medios de comunicación (22%), las instituciones (13%) y los grupos políticos (12%) también protagonizaron numerosos incidentes.
Según Aurora Ali, investigadora, el crecimiento exponencial de los actos de ciberodio obligó a un cambio metodológico que impide comparar estos datos con los de informes anteriores; así, los ataques de odio coordinados (AOC, 5.49%) ya no son contabilizados como muchos, sino como uno solo. Se registraron amenazas con imágenes macabras tras los atentados perpetrados por grupos islamistas, las peticiones de firmas para la expulsión de las personas musulmanas, junto a la utilización de banderas españolas para fomentar su extranjerización, y el oportunismo, al emitir noticias falsas y bulos, tras cada atentado de Daesh.
El éxito en su contacto con Twitter, no tanto con Facebook, para bloquear la difusión de contenidos de odio e islamofobia en la red, se contó como entre los logros. La formación en redes y en plataformas cibernéticas, entre las recomendaciones generales. Y un ejemplo de mala práctica a erradicar en los medios: la publicación de noticias en la red con opción a comentarlas y ausencia de moderación se detectó como una oportunidad para verter opiniones sesgadas y contenidos islamófobos sin control.
Para concluir, la PCCI afirmó que la islamofobia ya tiene vida propia y piden su incorporación como delito de odio, dentro de una ley integral de protección; reclaman la actuación de oficio, para combatirlo; y un mayor apoyo al desarrollo de instrumentos de protección a las víctimas. PCCI, entre otros protocolos y recursos, dispone de un servicio de atención y asesoramiento gratuito para víctimas de islamofobia. Terminaron el acto de presentación del Informe subrayando que son una plataforma de denuncia y de apoyo a las víctimas, integrada por personas voluntarias, con el objetivo de combatir la islamofobia en todos los ámbitos.
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