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Entrevistamos a Inés Tomás Agustí, directora del colegio público Sant Vicent Ferrer de Llíria, situado a 30km de Valencia, que escolariza 570 alumnas y alumnos desde los 2 años hasta 6º de primaria, de diferentes niveles socioeconómicos, culturas y religiones. Este centro ha conseguido la mención de honor del Premio de la Acción Magistral 2017 con el proyecto titulado “Aumentando expectativas hacia el éxito escolar y mejorando la convivencia “.

Inés Tomás Agustí

En primer lugar, queremos felicitaros por este premio y llamar la atención sobre el título del proyecto. ¿Qué acciones se llevan a cabo en el CEIP Sant Vicent Ferrer de Llíria para conseguir éxito escolar y mejorar la convivencia al mismo tiempo?

Para el centro es un orgullo muy grande este premio porque es un reconocimiento importante a la trayectoria que venimos desarrollando desde 2014. El título recoge la transformación de nuestro centro en una Comunidad de Aprendizaje (CdA) y la implementación de las Actuaciones Educativas de Éxito (AEE), recoge ese doble objetivo que perseguimos en nuestro centro y en los centros que somos CdA: mejorar los resultados y mejorar también la convivencia.

Empezamos realizando AEE como grupos interactivos (GI), tertulias dialógicas, biblioteca tutorizada, comisiones mixtas, formación de familiares. Gracias a toda esa participación surgió otra forma de relacionarnos con las familias. Estábamos desarrollando con el alumnado actuaciones centradas en reforzar los aprendizajes instrumentales desde una perspectiva comunitaria, basándonos en los siete principios del Aprendizaje Dialógico. Se establecen interacciones dialógicas con el alumnado basadas en el diálogo igualitario, la solidaridad, la inteligencia cultural, la igualdad de diferencias…, ya no se fomenta la competitividad sino que es un aprendizaje basado en la interacción, en la ayuda y en la solidaridad, y por eso mejoraban los resultados pero también mejoraba la convivencia.

Después de estar trabajando dos años de esta forma, empezamos a desarrollar el Modelo Diálogico de Prevención y Resolución de Conflictos. Se empieza a dialogar y a reflexionar con el alumnado y con toda la comunidad sobre las normas de convivencia desde una perspectiva transformadora. Además, empezamos a introducir en las aulas todas las aportaciones que hace la investigación desde la socialización preventiva para erradicar la violencia

El profesorado a veces se queja de que las familias no se implican en la educación de sus hijas e hijos. En vuestro centro han participado hasta 100 personas voluntarias. ¿Cómo lo habéis logrado y cómo lo organizáis para que haya continuidad?, ¿por qué y para qué es importante?

Es verdad que en nuestro centro han existido quejas sobre la participación de las familias, pero situarnos en la queja era como entrar en un bucle y no nos conducía a nada. Nosotros nos situamos en la posibilidad porque es más constructivo y funciona mucho mejor. Necesitamos la participación de las familias porque en sí es una AEE y nos va a conducir al éxito del alumnado. Tenemos altas expectativas, ajustamos los horarios para que puedan venir a las reuniones y a entrevistarse con el profesorado, facilitamos intérpretes… Las familias tienen sus problemas y muchas dificultades a veces, pero confiamos en que quieren lo mejor para sus hijos e hijas y les damos facilidades para que puedan venir al centro.

En cuanto al voluntariado, se da la participación educativa dentro de las aulas y dentro del centro en comisiones mixtas. Cuando participan en GI, cada profesor y profesora se encarga de buscar el voluntariado que va a necesitar. Hay también una comisión mixta que gestiona esa participación. Llega un momento en que el propio voluntariado está tan implicado en las AEE que lo vive como algo propio y dicen “yo conozco a tal persona y le puedo decir que venga”. Es un liderazgo compartido entre diferentes personas.

Hay familiares, pero también hay profesorado jubilado y exalumnos. Colaboramos con diferentes universidades e instituciones. Procuramos que esté representada toda la comunidad para que todas las personas se sientan identificadas con este proyecto y siga mejorando la convivencia, porque si entra en el aula una madre musulmana con su pañuelo, los niños y las niñas ven que es una madre que se implica, que está preocupada por la educación y eso hace que se rompan estereotipos. Que siga viniendo al colegio una niña gitana con su trenza larga que ahora está en bachillerato, es un referente para los niños y niñas gitanas que tenemos en el colegio. Esta es la riqueza que da un voluntariado diverso y que no podemos tener sólo con el profesorado.

Es muy importante la formación de estas personas, que entiendan cuál es su función. Se desmonta la idea que pueda tener algún familiar o profesor/a, porque no vienen a explicar nada, vienen a dinamizar las interacciones que hay en ese grupo de 5 o 6 alumnos y alumnas -”¿Tú qué piensas?, ¿tú estás de acuerdo con lo que ha dicho?, ¿y ahora lo puedes explicar tú?”-. Les decimos: “Tú no te preocupes que seguro que vas a ser capaz, lo vas a hacer genial, vente y estás con esta persona un día y ves cómo lo hace Mari Carmen”, y así se van formando. Hacemos también formación conjunta del profesorado y el voluntariado mediante Tertulias Pedagógicas Dialógicas.

Hay estudios sobre la influencia de la amistad en la salud y sobre los riesgos de la soledad y las relaciones tóxicas, en este diario se han publicado algunos artículos sobre este tema. ¿Se pueden relacionar estos resultados con la convivencia escolar?

Cuando empezamos a desarrollar el modelo dialógico tenemos claro que un elemento clave para la prevención de la violencia es el sentimiento de la amistad porque está demostrado que la amistad protege del bullying. En el estudio Children’s friendship se demuestra, con más de 500 niños y niñas, que los que tenían menor riesgo de sufrir bullying eran los que tenían un/a mejor amigo/a; el estudio longitudinal de Harvard demuestra que las personas que llegan a la vejez con salud son las que han tenido relaciones de amistad y no tóxicas. Desde pequeños les enseñamos a distinguir lo que es la amistad y que la amistad excluye la violencia, a elegir amistades que te van proteger y con las que te vas a sentir querida. Con espacios de consenso entre alumnado, profesorado, familias, educadoras del comedor, etc. hemos intentado unir el lenguaje de la ética con el lenguaje del deseo para garantizar que nuestro alumnado tenga derecho a relaciones igualitarias y amistades que les puedan proteger del acoso, y que les puedan aportar felicidad y salud en el futuro.

Los datos también muestran que hay grupos más susceptibles de ser víctimas de violencia o acoso. ¿En vuestro centro hay una intervención específica con este alumnado?

En el centro los agrupamientos son heterogéneos porque entendemos que la diversidad es un recurso y nos enriquece. Hay alumnado con riesgo de exclusión social, con necesidades educativas especiales, alumnado con trastorno del espectro autista, pero como trabajamos fomentando el principio de igualdad de diferencias, se generan ayudas. Los propios voluntarios dicen que es una pasada ver cómo los niños ayudan a un alumno con autismo –“ven, siéntate aquí, no te vayas que vamos ahora a hacer esto”-, lo van reconduciendo. Desde las propias actividades de aprendizaje se genera ese clima que si tú aprendes yo mejoro. Los especialistas de pedagogía terapéutica, audición y lenguaje, educador social… son clave para desarrollar todo esto igual que el resto del profesorado llevando a cabo las Actuaciones Educativas de Éxito, y el voluntariado, con su participación y diversidad, también nos ayudan desde la inclusión y el respeto a las diferencias.

Para finalizar, ¿qué logros destacaríais? ¿Con qué ayudas contáis y qué dificultades encontráis? ¿Cuáles son las claves del éxito y cuál es vuestro sueño de futuro?

El sueño sería transformar la sociedad, dejar de lado la atracción a la violencia e ir construyendo sociedades democráticas libres de violencia en las que todas las personas puedan disfrutar de salud y tener buenas relaciones, que es lo que nos aporta felicidad y bienestar, y para eso trabajamos con las actuaciones que demuestran que se puede conseguir.

Tenemos un centro grande y es verdad que mejora la convivencia, que mejoran los resultados, que el alumnado mejora; es verdad que las personas pueden convivir aunque tengan diferentes creencias y culturas. Conseguir este sueño no es fácil, no se consigue por azar, es un trabajo que requiere mucha formación, muchas personas diferentes. El proyecto está ahí pero hay personas que van y vienen, siempre se está construyendo. Luego miras atrás y dices “cuántas cosas hemos conseguido” y eso te enorgullece mucho y da mucha satisfacción, pero sabes que nunca puedes parar porque si no, el proyecto se cae. Cuesta esfuerzo pero todo lo que conseguimos con ese esfuerzo es muy gratificante.

La dificultad está en que a veces hay personas que lo quieren paralizar o lo contaminan, pero a la larga esas personas se van y las demás nos quedamos construyendo, compartiendo este sueño de transformación y con esa complicidad seguimos y nos vamos apoyando.

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