Cada día compartimos en DF diversidad de experiencias y logros que están ayudando a superar la violencia de género en nuestras sociedades. Muchas feministas consideramos que la erradicación de la violencia de género pasa también por revisar qué modelos de masculinidad que se dan en nuestra sociedad potenciamos, elegimos y visibilizamos, en los espacios de educación y lucha por la igualdad, pero también en las demás áreas de nuestra vida, incluidas las más íntimas.
Incorporar seducción y deseo a las relaciones igualitarias despierta la pasión con quien siempre te trata bien, y abre un mundo excitante uniendo los valores y sentimientos que decimos defender, fundamental para la conquista feminista.
Recientes evidencias científicas nos permiten diferenciar y reflexionar sobre tres tipos diferentes de masculinidades: la masculinidad tradicional dominante, la masculinidad tradicional oprimida, y la nueva masculinidad alternativa. Los dos primeros tipos contribuyen a perpetuar la violencia contra las mujeres, mientras que el tercero permite prevenirla y, en consecuencia, conduce a su superación. El papel de los hombres, los chicos y los niños en los diferentes espacios sociales es también fundamental para contribuir a erradicar la violencia de género o para mantenerla con sus secuelas y sus injusticias.
Enunciemos brevemente cada uno de ellos. Los modelos de masculinidad dominante son aquellos que establecen relaciones de poder y dominación sobre las mujeres y otros hombres. En la otra cara de la misma moneda, la masculinidad oprimida, son aquellos que no generan opresión, pero tampoco atractivo en una relación de trato igualitario pleno. Por el contrario, la masculinidad que rompe con estos modelos promovidos por contextos machistas es la masculinidad alternativa, aquella que aúna valentía y seguridad, al tiempo que rechaza la doble moral. Es decir, rechazan todo tipo de violencia y opresión a las personas siempre, en las relaciones íntimas, de amistad, profesionales, etc. En las relaciones en las que se potencian modelos de masculinidad alternativa, se envuelve de excitación y pasión el trato igualitario y exento de cualquier tipo de violencia; logran impulsar aquellos deseos que liberan a las personas, no que las hacen sentirse coaccionadas, “atadas” o victimizadas.
Las actuaciones y elecciones diarias contribuyen, sin duda, a impulsar contextos donde las interacciones se muevan en un sentido u otro, vinculando el atractivo a grupos sociales, amigos o equipos de trabajo, de mayor libertad o de mayor opresión.
Sabemos que la lucha feminista más radical ha sido protagonizada por mujeres y hombres posicionados valientemente contra la violencia y el acoso sexual, y que han despertado mucho atractivo, y por eso, por envidia principalmente, han sido mayoritariamente atacados a lo largo de la historia, pero jamás han disminuido su atractivo sino más bien todo lo contrario y solo no lo tenían para quienes prefieren hombres no igualitarios En el caso del movimiento de las nuevas masculinidades alternativas está claro, solo escogen aquellas personas que también desean relaciones excitantes libres de violencia, lo demás no produce motivación.
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