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Los desplazamientos de la minoría étnica Rogynhya no tienen precedentes. Este diario visibilizaba los riesgos a los que se enfrentan las miles de personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares para huir de la oleada de violencia en Myanmar. El destino: Cox’s Bazar, Bangladesh, el campo de refugiados más extenso del mundo.

Entre diciembre y enero, ONU Mujeres, en colaboración con otras entidades como ActionAid Bangladesh, se ha hecho eco de las necesidades específicas de las mujeres y ha distribuido los llamados “kit de dignidad”. Estos paquetes contienen artículos esenciales como jabones, ropa de abrigo, productos de higiene femenina y linternas. Ya habían sido distribuidos en otras emergencias humanitarias, como la del pasado año en Barbuda tras los huracanes Irma y José.

En esta ocasión, los cerca de 7.893 hogares provistos con estos paquetes no han cubierto la totalidad de demanda en el inmenso campamento de Cox’s Bazar. Además de estos kits, la ayuda humanitaria ha proporcionado combustibles alternativos a la leña, que liberan menos humo. La exposición prolongada a las emisiones de la leña que se emplea para cocinar o calentar las tiendas estaba ocasionando problemas respiratorios y oculares a muchas mujeres y niñas. Por ello se prevé que el uso de briquetas de cáscara de arroz mejore las condiciones de vida de mujeres y niñas ya que libera menos humo.   

Estos kits de dignidad, aunque insuficientes en número, hacen la vida de chicas como Rubina, de 16 años, menos complicada, ya que, gracias a la linterna, puede ir al lavabo o a buscar agua en la noche sin el miedo a la oscuridad.

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