El reportaje del periódico The Times, que informaba sobre la contratación de prostitutas por parte de siete trabajadores de la misión que la ONG Oxfam Intermón desplegó en Haití después del terremoto de 2010, entre ellos su jefe, Roland van Hauwermeiren, ha abierto la veda para que otras organizaciones reconozcan casos similares. Después de destapar el escándalo, el mismo diario publicó otro artículo donde revelaba que más de 120 trabajadores de organizaciones no gubernamentales británicas fueron acusados de abusos sexuales en 2017. Según las cifras aportadas, Oxfam habría registrado 87 casos el año pasado, Save the Children 31 y otras organizaciones como Cruz Roja y Christian Aid, 5 y 2 denuncias respectivamente.
Médicos Sin Fronteras no aparecía en la lista, pero frente a la polémica desatada ha decidido hacer público que durante el 2017 registró un total de 146 quejas, que incluyen “casos de abusos de poder, discriminación, hostigamiento y otras formas de comportamiento inadecuado”, han apuntado. De todos ellos, 24 corresponden a acoso o abuso sexual, que derivaron en 19 despidos y el resto de acusados recibieron “sanciones, advertencias o suspensiones”. Según el comunicado emitido el pasado miércoles, 14 de febrero, desde MSF manifiestan que no están dispuestos a tolerar estos comportamientos, además de asegurar que cuentan con mecanismos de denuncia y protección de las víctimas en estos casos.
La respuesta de esta organización se ha desarrollado de una manera muy parecida a la de las demás implicadas: con el despido de varias personas y la notificación de algunos de los hechos a las autoridades, pero nunca en su totalidad. Este hecho ha suscitado malestar en el gobierno británico y la ministra de Desarrollo de Reino Unido, Penny Mordaunt, ha afirmado que dejarán de financiar a todas aquellas ONG que no comuniquen los abusos cometidos por su personal, que calificó como totalmente despreciables. El gran número de denuncias y su gestión deficiente indica que este es un problema grave que afecta a todo el sector, y que se acentúa en escenarios de crisis donde la población es extremadamente vulnerable.
El primer paso, aunque de manera forzosa, ha sido informar públicamente de esta problemática que se repite y reproduce de manera sistemática en gran parte de los proyectos de cooperación. Ahora toca esforzarse para acabar con estas conductas, a través de investigaciones más exhaustivas, nuevos protocolos de actuación y con grupos de trabajo como el impulsado por la directora de Oxfam Internacional, Winnie Byanyima, para prevenir el acoso sexual, la explotación y el abuso. De una manera activa, que evite que los agresores queden impunes después de sus abusos de poder.
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