En el año 2006, la Cambridge University Press publicó un artículo llamado Dancing Back to Front: Regeton, Sexuality, Gender and Transnacionalism de la investigadora Jan Fairley del Instituto de Música Popular de la Universidad de Liverpool. En él, hablaba del impacto del Reggaetón, la sexualidad, el género y el transnacionalismo en Cuba. Fairley explicaba cómo observó, durante su estada en Cuba en 2005, el impacto que tuvo ese género musical en cuestiones de género y sexualidad.
Entre todas las hipótesis que se formuló, se preguntó: “¿Qué sugieren las letras del Reggaetón y los movimientos de baile sobre el género y la sexualidad en Cuba?” Fairley observa que las letras de canciones cubanas suelen ser insinuaciones muy ingeniosas sin nada explícito, mientras que las del Reggaetón son, a menudo, “explícitamente pornográficas y desafiantes”. Y lo argumenta con el ejemplo de una niña de seis años a la que invitaron a cantar una canción y su madre, que era profesional de la música, se quedó en shock al oír que de la boca de su hija salían palabras realmente vulgares y denigrantes hacia la mujer. Con ello, Jan Fairley transmite que, aunque muchos de nosotros y nosotras conozcamos las canciones de memoria, nunca nos paramos a reflexionar sobre su significado. La autora insiste en la idea de que, a pesar de que los cubanos y las cubanas bailen el Reggaetón para disfrutar de su ritmo, pudiendo ignorar las letras de las canciones, cuando las escuchan con atención, están de acuerdo en que las letras y sus significados subliminales pueden ser cuestionables cuando se trata de oyentes más jóvenes, pues muchas letras de este tipo de canciones transmiten un lenguaje violento.
Por otro lado, María José Gallucci describe en su tesis Opción que el desarrollo de la conciencia crítica en los usos del lenguaje debería formar parte de todas las personas que se interesen por el cambio social para impedir diferencias e injusticias. Evidentemente, también existen letras de canciones de otros géneros que transmiten el mismo tipo de lenguaje. Pero lo importante reside en ser conscientes de ello y saber potenciar aquellas canciones que transmitan un lenguaje del deseo no violento, que fomenten relaciones sanas y de respeto y que empoderen a la mujer, tanto en las letras como en los videoclips, que forman una parte importante de la industria musical.
De esta manera, con la capacidad crítica del discurso, proveemos a nuestros hijos e hijas, las generaciones del hoy y del mañana, de un crecimiento y evolución con lenguajes del deseo positivos, no violentos y respetables entre las personas: no podemos dejar pasar por alto el poder de la palabra.
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