De vuelta a las aulas siendo estudiantes, ¿cuántas veces nos hemos dicho a nosotras mismas que con un poco más de tiempo que nos hubieran dejado, hubiéramos dado una respuesta mejor?

Jenni Ingram y Victoria Elliot, de la Universidad de Oxford, hacen un análisis de cómo más tiempo entre pregunta (hecha por el o la docente) y respuesta (realizada por el alumnado), o como lo denominan las autoras ”tiempo de espera o wait time” tieneun efecto positivo en el comportamiento estudiantil deseado”. Sus conclusiones se han publicado en su más reciente artículo A critical analysis of the role of wait time in classroom interactions and the effects on student and teacher interactional behaviours, [Un análisis crítico del papel del tiempo de espera en las interacciones en el aula y los efectos en las conductas de interacción entre alumno y profesor] que ha recibido el Premio al Mejor Artículo otorgado por el Cambridge Journal of Education.

Según este artículo, “la mayoría del profesorado, naturalmente, deja un promedio de menos de un segundo de tiempo de espera después de hacer una pregunta antes de repetir o reformular, o dar su propia respuesta”, pero cuando este tiempo aumenta hasta 3 segundos, se observan muchos resultados positivos tanto en los y las estudiantes como en el profesorado.

Primero, según este artículo, más tiempo de espera o tiempo para pensar reduce la posibilidad de dar una respuesta equivocada y, segundo, las respuestas pasan a ser más largas gracias a que los y las estudiantes argumentan más su respuesta. Por otro lado, el profesorado cambia la percepción sobre los y las estudiantes; no es que no conozcan la respuesta, únicamente necesitan más tiempo para ello. Los docentes demuestran más flexibilidad en sus interacciones con el alumnado y también realizan menos errores discursivos.

Las autoras del estudio concluyen que “el uso consistente y apropiado del tiempo de espera conducirá a cambios en las normas de interacción (dentro del aula), es decir, las respuestas ampliadas se convertirán en la respuesta preferida y normal” para poder mejorar así la calidad del diálogo entre alumnado y profesorado.

Secciones: Evidencias

Si quieres, puedes escribir tu aportación